LecciónTodo había empezado con sus peleas.
Nunca habían funcionado para darle una lección. No con gritos, no con argumentos, ni siquiera con maldiciones.
Eddie siempre supo que convertirse en el novio de Venom sería un trabajo, no solo por su personalidad tan agresiva o todas las veces que se ofendía por cosas triviales, sino porque él no estaba familiarizado con el concepto de tener una pareja en su totalidad.
Comprendía la responsabilidad afectiva, las necesidades sentimentales, el estar comprometidos a algo más serio que solo la relación huésped-simbionte, pero no a la fidelidad en su totalidad.
Venom no le estaba siendo infiel, y sin embargo, se sentía de esa forma. Eddie ni siquiera intentaba comprenderlo, porque incluso volver a pensar en eso le hacía sentir la sangre hirviendo. ¿Historia corta? Cada que peleaban, Venom iba de nuevo a ese bar, divirtiéndose yendo de huésped en huésped.
Eddie sabía que Venom solía salir de su cuerpo cuando estaban peleados, pero nunca que él se iba todas aquellas veces al mismo bar, para salir con las mismas personas, y poseer a otras tantas más. Ahí iba otra cosa que Venom no entendía sobre las relaciones; la confianza.
Por supuesto que Eddie estaba celoso, carajo, ¿su simbionte en el cuerpo de alguien más? Eso lo había hecho sentir reemplazable.
Y aún así, no iba a dejar que él ganará esa pelea.
Esa, o alguna más otra vez. Estaba decidido a hacerlo entender, no importaba que fuera a las malas.
Un montón de cosas podían pasar cuando Eddie estaba enojado, pero ¿el plan que había ideado? Más allá de sus expectativas.
Ahora mismo estaba entrando al bar donde Venom iba, tan violento con sus propias expresiones llenas de desdén, pesado ante cada paso que daba y conspicuo entre todas las personas que llenaban el lugar.
Estar enfadado en realidad le quedaba demasiado a Eddie.
Observó a su alrededor para ubicar a Venom, tallando su nariz con la misma agresividad que la pelea le había dejado estancada en la garganta. Entrecerraba los ojos y fruncia el ceño para hacer notar su molestia, ardiente entre sus propias emociones.
Y también en su propio aspecto.
Parte de aquel plan tenía que ver con su propio encanto, y bien sabía que Venom disfrutaba de su cuerpo musculoso, de los tatuajes que portaba, y de lo lindas que se le veían las playera apretadas.
No tardó mucho en dirigirse hacia la barra del bar, pidiendo una simple cerveza para seguir pendiente de la presencia de Venom. Logró visualizarlo cuando la bola de gente a su alrededor causo un revoltoso ruido en el suelo, bailando todos con intensidad y emoción al mismo ritmo en que el simbionte lo hacía (a duras penas).
Eddie no pudo evitar tensar sus músculos.
Rascó su cabeza con fuerza y lamió sus dientes, notandose a metros de él la intensa aura llena de ira que portaba. No dejaba de hacerlo menos atractivo, aún así.
Sus expresiones lo hacían aún mejor.
Observó a Venom por un buen rato, clavando su mirada en él hasta que pudiera notarlo. No dejó su enfado a un lado cuando obtuvo su atención, complacido, sin embargo, con la asustada reacción que recibió.
Dejó su codo sobre la barra, su cuerpo en la dirección en la que Venom se estaba acercando. Frunció el ceño una vez más, haciéndole saber que lo único que iba a recibir de esa encuentro sería un regaño. Tocó, al mismo tiempo, sus labios gruesos, lleno de sensualidad en toda su expresión.