Universo Alterno
*Lamento no publicar amores. Cómo recompensa les daré un smut y dos publicaciones seguidas.
Eddie no podía diferenciar con certeza si era el whiskey el que lo ponía caliente, o aquel cantante sobre el escenario que lo miraba con descaro.
No podía diferenciar si era la canción tan coqueta lo que creaba el ambiente, o aquella camisa blanca que hacía destacar sus músculos y su porte tan carnoso, con tanta piel de la que Eddie deseaba ser dueño, que no podía evitar respirar con euforia.
Tal vez por eso lo había contratado, era bueno, no solamente cantando.
Era bueno usando la boca, principalmente.
Desplegando su saco, Eddie se extendió en su asiento mientras abría las piernas, fumando por mero descaro al saber cuánto odiaba el cantante cuando hacía eso. Siempre decía que no le sorprendería si moría de cáncer de pulmón en lugar de una bala de sus enemigos, y Eddie solo asentía, sonriendo.
Adoraba su forma de preocuparse, a pesar de que la única relación que han desarrollado es de mutuo placer, condescendientes antes sus negocios fuera de la cama.
Él era un cantante, pero Eddie era el dueño.
Dueño de la mitad de criminales en San Francisco y dueño de la atención de la policía, tan perspicaz para su trabajo ilegal como para sus amantes
Eddie Brock era lo que se conocía como un gánster.
Su cantante, por otro lado, era conocido como Venom, tan bueno para los espectáculos como para coger.
Y a Eddie le gustaba tentarlo entre sus funciones, fumando para lograr que Venom se molestará con él de una forma que siempre le llamó la atención. Se sentía confiado, como siempre, tan coqueto entre el público que incluso las bailarinas alcanzaban a sentirse vigiladas por su libido, y a ellas también les encantaba.
Pero Venom sabía que Eddie solo abriría las piernas para él, y esa era la razón por la que sonreía mientras cantaba, egocéntrico en una forma completamente diferente a la que Eddie solía ser.
Por eso se necesitaban el uno al otro; Venom era la energía agresiva que Eddie necesitaba, y Eddie era el poder excitante que Venom requería.
Cuando Venom paró de cantar, Eddie le dio una última mirada coqueta y descocada que fue recibida con una expresión de enojo.
Era lo que quería; su violencia.
No iba a difamar una mentira, él sabía lo que le gustaba. Sabía que el sexo y excitación que Venom le provocaba era consecuencia de su trabajo, y lo aceptaba. Su libido, después de toda la violencia que pasaba durante sus arduas horas de trabajo, no podía continuar funcionando por la misma mierda controladora que le gustaba antes. Sí, amaba el poder que su ocupación le otorgaba, pero amaba más la acción.
Amaba más saber que siempre estaría en peligro, y que las balas no dejarían de perseguirlo.
Ahora, su erotismo favorito eran los retos, las peleas, las confrontaciones.
Y no tienen idea de cuántos altercados había tenido con Venom las últimas semanas.
—¿Enserio?
Venom cerró la puerta de su camerino con llave, sabiendo como terminaría eso. Camino con molestia hasta Eddie y le arrebató el cigarrillo con fuerza, aplastandolo en el suelo.
Eddie sonrió.
—Odio cuando fumas. Lo sabes. Si quieres morir, pídemelo, y con gusto te corto la garganta.