"It's not just in your head"*Pongan una canción que los haga llorar bien culero.
Habían ciertas cosas que Venom no podía curar.
La idea de no poder hacerlo lo hacía sentir inútil, reemplazable, justo como había visto a todos los demás humanos antes de Eddie.
Oh, Eddie.
Deseaba tanto curar a Eddie.
—¿Dónde estamos?—preguntó el castaño, mirando a su alrededor. No pasaron más de un par de segundos antes de que identificará el lugar.
Un pequeño "oh" salió de sus labios, mirando alrededor.
Era el bosque dónde Eddie y Venom se habían besado, fingiendo que en realidad había sido Anne la causante.
En el suelo, entre las ramas y hojas caídas al hacerse presente el otoño, había una manta blanca y encima varios alimentos; chocolates, fresas, donas glaseadas, cerveza y pizza.
Eddie sonrió.
—¿Hiciste eso por mí?— preguntó, acercándose hacia la comida y sentándose en la manta, tratando de no revolverla tanto.
—Oh, sí. Bueno, no, no. Lo pedí por internet— exclamó. Venom comenzó a tomar la simple y relajada forma de hablar de Eddie, pero su voz ronca y profunda lo hacía aterrador aún así.
No para Eddie, por supuesto. A él le parecía tierno.
Venom se sentó a su lado, con su peso arrugando la cobija mucho más que Eddie.
—¿No vas a comer?— exclamó el castaño, casi atragantandose de donas porque extrañaba algo dulce.
Venom reaccionó y asintió, tomando la pizza a pesar de que no tuviera hambre ahí. Su apetito era nulo cuando su preocupación gobernaba todo su ser por el momento.
Intentó masticar con lentitud los pedazos de pizza y alguno que otro chocolate para darle tiempo de pensar en lo que le diría a Eddie. Ciertamente, todo aquel picnic solo era el nerviosismo de Venom tratando de descubrir una forma de pedir perdón, de abrirse, de ser más que ese gran monstruo y expresarse de forma sincera.
No es que le costará, para ser honestos.
De dónde venían no veían eso como acto débil, pero era difícil hacerlo cuando no encontraba las palabras, o en especial, cuando no quería arruinar la velada.
Admiró el rostro de Eddie, apreciandolo como si fuera la última vez, recordando cada facción de su rostro como si fuera su única necesidad. Sus labios gruesos, sus ojeras marcadas, sus pestañas largas adornando esos ojos cansados, y su pelo lacio y revuelto; todos tomando la atención entera del simbionte.
—¿Todo bien, V? Nunca te vi masticar algo— dijo Eddie, con comida en su boca aún.
Se limpió la boca con las mangas de su sudadera y carraspeo, acomodándose para ver mejor a Venom desde donde estaba.
Venom trago saliva.
Sabía que debía hacerlo.
Sabía que debía decírselo.
Miró hacia abajo por unos segundos, apenado, sintiendo su cuerpo en inquietud justo como cuando Eddie se sentía nervioso y su cuerpo entero retumbaba ante los latidos rápidos de su corazón.
—¿Venom?—llamó.
Venom hizo una mueca, preparándose para hablar.
—Eddie...—sus dudas lo limitaron de nuevo. Quería decir lo correcto, quería explicarlo de una forma correcta, pero no sabía cómo. Usualmente el que debía disculparse siempre era Eddie—...sabes que siempre te protegería, ¿verdad?— Eddie asintió— Oh, bien. Bien. Bueno, solo quería recordartelo. Jamás sería mi intención lastimarte— bajó la cabeza de nuevo— No fue mi intención lastimarte de esa forma cuando peleamos el otro día.