ATTE: MYG [Min Yoongi]

6. ¿Por qué?

MYG

¿Era realmente necesario levantarme tan temprano?

Mis ojos seguían queriendo cerrarse, no había dormido bien anoche, y todo era culpa de los chicos, quienes no me dejaron volver a casa hasta pasadas las 12 am.

Pasé nuevamente las manos por mi rostro, intentando despertarme.

A los pocos segundos, una video llamada de Jimin iluminó mi pantalla. Suspiré.

—¿Qué?

—Dios Yoongi —rió—, ¿de verdad te enojaste solo por qué te pedimos ir al supermercado?

Negué: —Dime, ¿para qué llamas?

—Ah cierto, a Hoseok se le olvidó pedirte algunas cosas.

—Hola Yoongi.

La brillante sonrisa del chico mencionado apareció frente a mi, lo que hizo que sonriera por inercia.

—Te mandaré la lista por mensaje —sonrió—.

—¿Entonces por qué llaman? Ya estaría buscando las miles de cosas que me pidieron.

—Yoongi, está tarea es muy importante. Tienes que cumplirla.

Ambos chicos rieron y al instante colgué.

Salí un poco molesto del carro, tomando un carrito de compras de camino a la entrada.

Jamás había visto una lista de compras tan larga hasta que conocí a 6 chicos, ¿por qué me hice amigo de ellos?

Caminé lentamente por los pasillos, mientras buscaba cada cosa que tenía escrita la lista.

—¿Pará que quieren que compre un cuadro?

Antes de dar la vuelta al siguiente pasillo, me detuve instantáneamente.

Me esforcé tanto por no volver a verla después de la cena de anoche, ¿y justo hoy me la tenía que encontrar?

Con el gorro de mi suéter intenté cubrir mi rostro para que no pudiera verme, aunque no estoy muy seguro.

Comencé a retroceder hasta lograr estar a una distancia lejana de su vista. Respiré profundo cuando ya no pude verla.

—Sentí que iba a morir —dije para mí soltando un suspiro—.

Caminé de regreso al pasillo en el que estaba, chocando de espaldas con un carrito.

—¿Min?

—Por Dios... esto no me está pasando, ¿verdad? —susurré—

De la forma más lenta que pude, dí la vuelta, viendo a mi ex un poco curiosa.

—Hola.

—Hola Min —suspiró—. No es necesario que te escondas. Bueno... no es como si pudieras hacerlo.

—¿A qué... te refieres?

—Lo sabes, este lugar no es muy grande.

—No veo el problema, y no me estaba escondiendo —mentí—.

El silencio entre ambos comenzaba a ponerse incómodo. Tomé firmemente mi carrito e intenté retroceder para ir a otro pasillo, aunque no podía hacerlo, y no sabía la razón.

—Debo irme.

—Claro, yo también... ve con cuidado —sonrió sin mostrar sus dientes—.

Sin más, ella dió la vuelta y se fue. ¿Por qué mierda mi corazón late tan rápido?