Bastard (New Generiation MLB) [Finalizado]

4

Había acabado la primera parte de las clases y ahora Orson estaba viendo de nuevo, estaba el muchacho escribiendo sus cosas.

Tenía demasiadas ideas en su cabeza y estaba anotándoselo en la cabeza para que no se le olvidase. Era un genio creando historias, creando mundos muy detallados, un género que le gustaba mucho escribir eran las distopias o cosas estilo realista, aunque lo primero que escribió fue de fantasía.

Nunca fue de hacer amigos, tampoco es que la gente le tomaba mucho al caso, sabía que él era un bastardo, sabía que era un "hijo ilegitimo", sabia los errores que hizo su madre y como se comportó su madre de joven ya que era algo que esta remarcaba que no hiciese él. Pero se sentía excluido de todo, lo único que lo ayudaba era leer y escribir, sumergirse en su mundo, no tan solitario como el mundo normal.

El muchacho empezó a ver por todos lados, empezó a ver a más personas para tener imaginación, porque los especímenes de su instituto son variados y le daban para personajes.

Vio a una chica, de pelo rubio, corto y un poco bufado de ojos color café, de aspecto delicado e infantil y bastante vestida bien, un vestido corto de color azul pastel que le hacía recordar a la época de los 50 o 40, de medias blancas que le llegaban a las rodillas y zapatos de charol. La muchacha era Molly Couffaine, hija adoptiva de Rose y Juleka que por lo que él tenía entendido, Molly era todo lo contrario a su madre, una chica muy devota a Dios y súper escrupulosa.

Molly estaba limpiándose los zapatos al parecer ya que tenía una mancha en estos y se fue de allí.

—<<Podría hacer una caricatura de los cristianos, pero creo que es algo que la verdad... creo que he visto demasiado en series y pelis>>— fue el pensamiento de Orson mientras escribía.

Vio en eso a otra persona, otra chica, pero esta se le podía identificar más rápidamente ya que estaba con Pauline y con Emma, la forma de vestir era muy parecida al de ella, con el cabello teñido de un color no sabía muy con exactitud azul pastel o similar, de piel muy clara, que llevaba gafas de culo de botella. Era Avi Kutzeberg, hija, también adoptada, de una pareja homosexual, cosa que pasaba igual que con Molly, salvo que en el caso de Avi, esta también era una "Radfem" con ese grupito de chicas reconocibles a 50 metros de distancia.

—<<Me recuerdan mucho a las "Supernenas", ¿Y si hago un trio de villanas así? Esas chicas son un incordio humano por lo que reírme un poco de ellas no hará daño a nadie>> — dijo en su cabeza Orson para en eso empezar a anotar.

Admitía que para las cosas que a él le desagradaban, las cosas que le parecían "desagradables" o "cosas malas", ¿Pero por qué no lo podría hacer? Esas cosas que él hacía verlas como cosas malas y repugnantes era, para escritor, reflejarlas en sus historias como cosas negativas. Lo que a él le parecía mal, aparte de los crímenes de cualquier tipo, cosa que era de primero de notar como cosa mala, era la gente muy creída, la que se creía que son seres de luz y al final acaban siendo los primeros cobardes o los primeros en hacer algo malo.

La mente de un escritor, aunque puede que estuviese llena de ideas, tenía sus ideales muy claros y concisos, o era por lo menos en el caso de Orson.

En eso un ruido, o unas voces le sacaron de sus pensamientos y giro su cabeza para ver lo que estaba ocurriendo.

Vio en eso a Louis, que estaba agarrando de la camisa a Hugo, que se encontraba asustado, al parecer estaba regañándolo, o enfadado por algo, el rubio en eso soltó al de cabellos oscuros, acabando este cayendo de culo al suelo mientras Louis se iba de allí

Orson se dio cuenta de esto y se enfadó por esto, aunque prefirió aguantarse las ganas de pegar a Louis, el mayor de los trillizos era bastante fuerte físicamente y Orson no tenía esta fuerza por desgracia, por lo que este fue a ver como estaba Hugo.

Hugo estaba en eso suelo un poco aturdido y aun sentado, pero Orson estaba delante de él, estrechándole la mano.

— ¿Estas bien? ¿Qué ha pasado con tu hermano? — pregunto el rubio con rizos en su cabello a Hugo.

Hugo por su lado se había quedado embelesado por Orson, La luz del sol hacía en ese momento que para Hugo, Orson tuviese un halo tan extraño... algo que no sabía cómo describirlo, pero lo maravillo, pero se dio cuenta de que estaba ensimismado, por lo que tomo la mano del rubio y Orson lo ayudo a levantarse.

Hugo al ver a los ojos, a la cara de Orson mejor... un fuerte sonrojo se dibujó en sus mejillas. No sabía porque pero le parecía muy chico muy guapo, pero Orson estaba igual aunque él se guardaba más la compostura en esta situación.

—<< ¡Dios! ¡Las manos de Hugo son súper suaves!>> — dijo en su cabeza Orson.

Hugo por su lado se concentró y le hablo a Orson sobre lo que había pasado.

—Mi hermano al parecer ya se está cansando de que le esté siguiendo a todos lados, a mi hermana la conozco y no quiere que con sus amiguitas haya hombres, o como ella los llama, "onvres"... — diría Hugo nervioso, se le notaba bastante tímido—...El problema es que nunca he sido capaz de socializar con otras personas, mi timidez me puede, nunca he tenido amigos—

Orson se sorprendió y aun no soltó su mano con la que había ayudado a Hugo, si no que relajo el tomarle la mano a uno más suave.

—Si quieres alguna vez, podías estar conmigo, también me cuesta a mi hacer amigos— dijo con una suave sonrisa tímida Orson.

Hugo dio una sonrisa también, pero más amplia al escuchar esto para en eso verlo. Pero paso rápidamente a un gesto facial muy de vergüenza, aparto sus ojos de la vista del chico de cabellos rizados.

—Bu, bueno... va, vale— dijo Hugo, para en eso correr. Se sentía lleno de emociones encontradas en ese momento y su instinto pulso a "huir".

Mientras que Orson, se quedó un poco confuso por esto, pero solo vio por donde se fue Hugo, se llevó una mano al corazón, mientras en sus finos labios se dibujaba una tonta sonrisa de enamorado y se despedía con la mano.

Si... Él estaba enamorado de Hugo, se sentía en ese momento como el príncipe que quería a la princesa, como Eros con Psique. Como Apolo con Jacinto o este mismo dios con Cipariso. Se sentía extraño, pero de igual forma amaba la sensación que ahora estaba en su pecho.