𝑽𝑶𝑳𝑲𝑨𝑪𝑰𝑶

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No sabía porqué lo había comprado. Había sido pura curiosidad. Curiosidad de saber cómo lo quedaría. Curiosidad de saber cómo se pegaría el traje a su cuerpo, pese a la escasez de tela que éste poseía.

Y es que ahora que se veía en el espejo, no le quedaba mal realmente. Su paquete era de las cosas que más resaltaba, extrañamente excitado por la delicadeza de la lencería en contraste con la masculinidad de su cuerpo.

Su piel lechoza iba a juego con la blanquecina tela de las prendas, que además mostraban manchas negras al azar. Sus largas piernas ahora adornadas por las finas medias también llenas de manchas, junto a los adornos que traía, los cuales eran las dos muñequeras, una blanca y una negra, junto al collar con un moño y la diadema con los dos pequeños cuernos que simulaban ser los de una vaca.

Se veía realmente sexy a sus propios ojos frente a aquel espejo de cuerpo completo. Sus manos recorrían su propia anatomía con asombro, mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
Cuando se vio la parte de atrás, se sonrojó en demasía al ver la cola de vaca moverse de un lado a otro, colgando del medio de la ropa interior.

Ensimismado en la belleza de su cuerpo con aquellas prendad, no fue capaz de escuchar los pasos subiendo por las escaleras: Horacio había llegado de un pesado día de trabajo. Ser director del FBI no era algo fácil para nadie, y más con la cantidad de gilipollas que recorrían la ciudad, creyéndose "cool" solo por tener una pistola en sus manos y un buen auto.

- Hola ru- sus palabras se quedaron atoradas en su boca, la cual se hallaba abierta. Su mandíbula casi caía al suelo al ver el cuerpo de su pareja mínimamente cubierto por la lencería que traía puesta.

- ¡Horacio!- gritó sorprendido, intentando cubrir su cuerpo con sus manos.

Las mejillas rojas de Viktor hicieron a Pérez reír lascivo, acercándose a paso lento hasta el ruso, quien con pequeños pasos, caminaba hacia a atrás, terminando acorralado entre la pared y el musculoso cuerpo de Horacio.

Las morenas manos recorrían el cuerpo entero de su pareja, sintiendo su propio miembro despertar y comenzar a apretar sus pantalones.

- Que bella vaquita... ¿no?- preguntó socarrón, apretando el paquete de Viktor con su mano derecha y obteniendo un jadeo ahogado por la parte contraria.

Volkov no pudo decir mucho más, se limitó a asentir pese a que la pregunta no necesitaba realmente una respuesta.
El francés lo tomó por los muslos elevándolo y haciendo que su espalda quede completamente pegada a la pared, mientras el contrario enredaba sus piernas en la cintura de avispa del moreno.

Un camino de besos y succiones desde la mandíbula del pálido hasta el cuello comenzó, donde en la última zona toroneó del collar levemente, solo para provocar un poco, siguiendo luego con su camino hasta los hombros blanquecinos de su amado. No quedó zona sin saliva, mordida o succión. El lienzo que era la anatomía de su pareja se hallaba pintado en un 25%, sin embargo, aún quedaban zonas por teñir de morado, rojo y rosa.

- Te ves tan malditamente sexy con esa ropa...- gruñó el moreno, perdido en el cuerpo del otro, que con un sonrojo se aferraba firmemente a su cintura, mientras sus dedos se mezclaban con las hebras rubias del director.

- Ca-calla...- murmuró avergonzado Viktor, mirando hacia un costado.

Horacio se limitó a reír, tomando posesión de sus labios con brusquedad, haciendo a sus lenguas entrelazarse y volverse a encontrar como la noche anterior.

- Cama...- jadeó Volkov sobre los labios contrarios, tironeando un poco de los cabellos rubios ajenos para que le hiciera caso.

A regañadientes, Pérez dejó de aprisionar al otro contra la pared, tirándolo bruscamente a la cama, comenzando a caminar a pasó lento hasta él y subirse a la cama. Quedó entre medio de las pálidas piernas, usando sus rodillas para sostenerse y sabiendo que la atención del ruso estaba sobre él, lentamente empezó a quitarse el cinturón, desbordante de sensualidad en cada movimiento.

𝙾𝚗𝚎-𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 𝚅𝚘𝚕𝚔𝚊𝚌𝚒𝚘 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora