𝑽𝑶𝑳𝑲𝑨𝑪𝑰𝑶

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Quién diría que el gran comisario Viktor Volkov, un hombre frío y sin sentimientos, estaría masturbandose en los baños de comisaría, pensando en cierto chico de cresta.

Cierto es que Volkov, a lo largo de sus treinta y nueve años de vida, nunca había experimentado ningúna clase de deseo por alguien. Ni hombre, ni mujer, ni ninguna persona.

Por ello, cuándo notó que nadie le producía deseo sexual y que en sí, la mera de idea de tener.relaciones sexuales le producía desagrado, se tomo a sí mismo como alguien asexual.

Más adelante, también comprendió que era arromántico.

Una persona que no le gustaban ni llamaban la atención las relaciones sentimentales.

Así que no solo no sentía atracción sexual, sino que tampoco sentía atracción sentimental.

O al menos así era hasta que sintió lo que muchos calificaban como "mariposas en el estómago". Una sensación de revoltijo y calidez que se alojaba en su vientre al momento de ver a aquel alumno que pronto pasó a ser Inspector Jefe.

Se vio a sí mismo tratando de coincidir con éste con la esperanza de que le notara.
Que le volviese a sonreír con la misma calidez con la que lo había hecho cuándo entro al Cuerpo Nacional de Policía.

Se vio a sí mismo comiéndose con la mirada al inspector.

Deseando que éste lo empotrara contra las taquillas de los vestuarios para así tomarlo en cuerpo y alma.

Entonces Volkov entendió.

Entendió que no era ni asexual ni arromántico, tan solo era una persona que no había conocido a ese alguien especial que le hiciese desear tener esa clase de encuentros con él.

Entendió que la persona a la que había rechazado por miedo, era aquel con quien le gustaría pasar el resto de sus mañanas, tardes y noches.

Así pasaron las semana. Entre fantasías sexuales en donde Horacio le empotraba en cualquier mueble y lugar dónde se pudiese.

Había imaginado a Horacio metiendosela en su oficina, en el patrulla, en su habitación, en su cocina, en su mesada, contra la pared, en los baños de comisaría (donde se hallaba ahora), en la oficina de Conway, atrás del badulake luego de un atraco exitoso, en los baños de un restaurante, etcétera.

Dejaba su mente divagar y así formaba lo que a su parecer eran perfectos escenarios sexuales con quién amaba.

El nombre de su amado salía de su labios en susurros cada vez que su mano subía y bajaba por su longitud.

Gemidos, gruñidos y jadeos escapaban de sus labios al imaginarse a Horacio encima de él, follándolo con agresividad.

Las puertas de los baños se abrieron, dejando ver a un joven de cresta recién teñida de blanco.

Estaba un poco sudado producto del tiroteo que acababan de ganar él y su hermano junto a otros agentes.

Cuando entró, fue directamente al lavamanos y lavo allí éstas con jabón, para seguidamente mojar su rostro y secarlo con las toallas a la izquierda.

𝙾𝚗𝚎-𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 𝚅𝚘𝚕𝚔𝚊𝚌𝚒𝚘 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora