𝑽𝑶𝑳𝑲𝑨𝑪𝑰𝑶

176 12 0
                                    

Se quedó algunos segundos procesando aquello. No entendía por qué le generaba tanto desconcierto si era algo altamente probable. Sin embargo, ver a Horacio meterse al ascensor del hotel y marcar algún piso que no sabía cuál era, le sacó un poco de sus casillas.
Quizá no por el acto en sí, si no por las pocas ropas que su cuerpo portaba.
La toalla blanca secando su cresta con movimientos rápidos, mientras las gotas de agua caían por su anatomía, chorreando un poco.

Para sus ojos fue inevitable no recorrer aquel moreno cuerpo, deseando que sus dedos sustituyeran a aquellas gotas, para poder así tocar cada pieza de piel, cada centímetro.
Su lengua acarició sus labios inconscientemente, comenzando a caminar hasta otro ascensor y así poder ir hasta su habitación correspondiente.

Realmente no quería seguir pensando en eso, pero no podía solo sacar la imagen tan… atractiva, que había presenciado, de su cabeza.
Sentía el calor bañar sus mejillas y el cosquilleo en sus dedos. Su respiración se aceleraba y su corazón latía tan rápido que sentía que podría salir de su pecho.
Era lo que siempre le pasaba cuando pensaba en Horacio.

Sus manos desabrocharon los dos primeros botones de su camisa blanca, dejando sus llaves en una mesa cualquiera y avanzando directamente a su habitación, desvistiéndose por completo. Necesitaba una ducha urgente, pues no solo su miembro comenzaba a despertar por culpa de su propia imaginación, si no que el día de por sí había sido demasiado pesado. Estaba agotado por completo y ahora mismo solo tenía ganas de dormír.

Su cuerpo al fin pudo relajarse bajo el agua tibia, sintiendo su pene volver a dormirse pues realmente estaba más centrado en un nuevo caso que se le fue asignado al FBI en colaboración con la LSPD. Le había resultado demasiado molesto tener que trabajar con una división tan irresponsable y poco eficiente, pero solo le quedaba respirar profundo e intentar que las cosas salgan bien y el caso sea exitoso.

Con una toalla en su cintura, salió de la ducha, caminando hasta su armario para tomar una camiseta gris simple y un pantalón de pijama negro. Se le había hecho costumbre el dormír sin ropa interior.
Su cuerpo cayó con peso muerto directo a las sábanas, quedándose dormido apenas cerró los ojos.

En sus sueños, dulces y una mano cálida sobre la suya.
Escuchaba alguna canción pop de fondo, pero no reconocía cuál, y en su campo de visión pudo ver a Horacio, tan hermoso como siempre, con una sonrisa que le aceleraba el corazón.
Sus manos unidas mostraban unos anillos de oro, que brillaban bajo la luz del sol.
Le vio acercarse, con sus ojos tan brillantes que podrían dejarlo ciego, y aquellos labios sobre los suyos le parecieron el más suave y delicado toque, tan efímero que sin darse cuenta ya se hallaba despertado, con el corazón a mil y una sonrisa boba en su rostro.

Miró la hora, aún con la curvatura en su boca.

"2:41 am."

Suspiró, dejándose caer nuevamente en la cama, mirando el techo aún con la total oscuridad haciéndole compañía.
Sus pensamientos se mezclaban y chocaban unos contra otros, porqué aunque le había costado demasiado tiempo entenderlo y aceptarlo, estaba enamorado de Horacio.
Y era hasta gracioso, porqué en su juventud, aquella que ahora con sus cuarenta y tantos años le parecía tan lejana, juró jamás enamorarse luego de ver a Nikolai tan destruido por la muerte de su hermana.

"No puedo permitirme sufrir algo así", se dijo aquel día, y ese pensamiento perduró hasta que por la crueldad misma de la vida, cayó en coma por culpa de Pogo.
Esa época de su vida aún le torturaba, y pese a querer muerto a aquel rubio de ojos celestes, jamás sería capaz de matarlo a no ser que peligre la vida de Horacio, porqué sabía que Gustabo era alguien demasiado importante para él, a pesar de que su búsqueda culminó hace unos meses, poco antes de que Maia y Andrés aparecieran.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝙾𝚗𝚎-𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 𝚅𝚘𝚕𝚔𝚊𝚌𝚒𝚘 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora