𝑽𝑶𝑳𝑲𝑨𝑪𝑰𝑶

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¿Para qué negar lo innegable? Si es que era decir pura verdad cuándo se hablaba de lo fuerte que latía su corazón cada que lo veía, y de su respiración irregular cuando escuchaba su nombre salir de aquellos labios carnosos.

¿Para qué negar lo excitante que le resultaba que Horacio fuera autoritario? ¿para qué negar que sentía sus mejillas arder y su pene palpitar cada vez que su tono de voz se volvía más grave al hablarle a un criminal y exigir respeto? Si es que se derretía cuando le escuchaba decir que era el jefe, que debían dirigirse a él con respeto, que sólo él daba órdenes y que nada ni nadie podía pasarle por encima.

No podía mentir, la sangre corría directo al sur de su cuerpo cada vez que su ceño se fruncía y gritaba por respeto, inundando cada sala con su figura autoritaria, inculcando respeto y lealtad desde los más pequeños hasta los más altos rangos.

 Su cuerpo se calentaba cada vez que lo miraba con claro malhumor, su ser se volvía gelatina cuando bufaba, cansado de la incompetencia de cadetes (ya sea de la LSPD o LSSD) que se creían graciosos solo por molestar a la más alta autoridad de Los Santos. 

- V, trae otro patrulla. Yo iré en cabeza, tú irás de cola. Suficiente me ha tocado ya los cojones éste gilipollas.- espetó, y Volkov solo pudo contestar un "10-4", retirándose del lugar en busca de otro coche policial. 

Aquel criminal había estado molestando al director durante toda la negociación, tirando piropos y haciendo comentarios demasiado fuera de lugar. Y no nos olvidemos de las incontables veces que le guiñaba un ojo al ruso y le coqueteaba descaradamente.

 Claro que Viktor simplemente le decía que se calle e implementó la técnica de ignorarle hasta que simplemente se cansara de coquetear sin obtener respuesta 

Sin embargo, contrario a lo que ambos federales y dos compañeras más de la LSPD pensaban, aquel chico de cabellos morados y piel morena, solo insistía, buscando realmente hacer enfadar a Horacio, pues era obvio (al menos para el atracador) que entre dichos federales había cierta… tensión. 

- ¡Cállate de una puta vez, puto gilipollas! ¡estás frente a la puta directora del FBI y no pienso aceptar que se le esté faltando así al respeto al sub-director! ¡súbete ya al puto coche y empecemos ésta mierda de una vez! ¡¿me has oído, gilipollas?!- había explotado. Era impresionante cómo podía salirse de sus casillas cuándo de Volkov se trataba, porqué simplemente no podía aceptar que un jodido cualquiera le viniera a coquetear de la mismísima nada.

El castaño dejó de respirar durante unos segundos al escucharlo por la radio, ya llegando al lugar. 

 Las orbes azul y verde se conectaron con las grisáceas, y fue como si aquello hubiera hecho al mundo detenerse. Sus corazones latieron al unísono durante unos segundos, y un nudo se formó en sus bajos vientres. 
 Había sido un choque de excitación en el cual, sin palabras, formaron un acuerdo para ganar sí o sí y terminar su jornada de una vez.

El atracador se subió al coche gris sin decir palabra, y al no haber negociado segundos, Horacio arrancó el patrulla a toda velocidad, con Volkov detrás y las agentes de la LSPD últimas. 
 Giraba en las curvas con total precisión, sin rastros de fallos. Estaba decidida a atrapar a ese idiota.

 El polvo de las calles voló, y fue en un derrape mal hecho que el atracador se chocó contra una farola.
 Siquiera lo pensó, Horacio directamente sacó su arma y disparó ágilmente a las dos ruedas traseras, abriendo la puerta del patrulla aún con arma en mano y gritando, totalmente enojada, que dicho atracador saliera del vehículo con las manos arriba.

Pocos segundos después llegó Volkov, viendo al director esposar al otro moreno y meterlo en el patrulla sin pizca de cuidado.
 La imagen le resultaba sumamente excitante, porqué no veía a Horacio así todos los días, y admirar su enojo era un placer para él. 

𝙾𝚗𝚎-𝚜𝚑𝚘𝚝𝚜 𝚅𝚘𝚕𝚔𝚊𝚌𝚒𝚘 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora