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Blitzø dejó salir un hondo suspiro con total incomodidad. Ese Príncipe Goetia lo había estado mirando de una manera muy extraña desde el momento que entró a aquel castillo, como si lo estuviese comiendo con la mirada ; no sabia como pudo meterse en ese asunto, solo se había infiltrado como un sirviente más a aquel lugar para poder obtener un objeto que lo beneficiara bastante a él y su negocio. Pero todo su plan se había ido todo al carajo al momento de que el Búho le hecho la mira, le había propuesto tomar el té con el, para no dar sospechas o que el Demonio se enojase con él acepto.
— Sabes una cosa, querido? Nunca te había visto por aquí antes - Dijo Stolas dando un sorbo a su té mientras observaba al Imp con una sonrisa - y créeme que yo recuerdo que cada personal de aquí~
Solto el Goetia con unos ojos tensos, acercando su cuerpo al del menor. Este solo trago en seco, empezaba a sospechar o talvez desde un principio lo supo, pero si fuera el caso ¿porque no le dijo o hizo algo? Sabia que los altos demonios como él enespecial él, no tenían piedad ante nadie.
— B-bueno, esque soy nuevo por aquí jeje - río incomodo mientras se rascaba la nuca con nerviosismo -. Talvez solo se olvidó de mí.
— Mm, lo dudo mucho Imp.. pero da igual~ - Lo últimoparecía que lo había dicho con algo de excitación, lo que hizo al Imp ponerse tenso. El Búho solo dio otro sorbo a su taza.
— Jjeje, si.. no lo tome a mal, Príncipe pero ¿el té no se toma normalmente en la terraza o en el patio? Me parece algo extraño que estemos en su alcoba.
Blitzø no era tonto, sabía perfectamente porque se encontraba en ese lugar. Las intenciones que esa ave tiene con él no son para nada santas, debía encontrar pronto ese libro y salir de ahí antes que las cosas se presipisitaran. Stolas solo solto una refinada risa para dejar en una mesita cercana su taza, mientras tanto su Delgado cuerpo lo IVA acercando al del contrario. Una de sus garras se posó en las rojizas mejillas del Imp.
— Tienes una piel tan suave, querido y un aroma exquisito -
Dijo como si de una confesión se tratase, teniendo su pico hundido en el cuello del menor logrando que un escalofríorecorriera todo su pequeño cuerpo.
— Disculpe el lenguaje, ¿pero porqué mierda me trajo aquí? ¿No se supone que es algo privado? Digo, es donde duermen su esposa y usted.
