Monstruo

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No quiero abrir la puerta porque sé que ahí va a estar, no quiero asomarme porque sé que lo voy a encontrar, no quiero correr porque me va a asustar, no puedo gritar porque me va a oir, no puedo llamar porque va a intervenir, no puedo verlo porque ciega me dejara y más nunca volveré a hablar. Tengo miedo, estoy tapada. Un miedo y me destapo, un miedo y me bajo de la cama, un miedo y camino, un miedo y respiro, un miedo y lo sigo, un miedo y corro, un miedo y grito, un miedo y me escapo, un miedo y me toman de loca, un miedo y hablo, un miedo y me encierran con otra gente que también se ve con miedo, un miedo y quiero escapar, un miedo y quiero llorar. A los miedos los dejé en mí casa ya que chicos me quedaron. Estoy en una especie de celda dónde lo veo de frente pero no daño no me hace. Me relajo aunque siga encerrada, sigo encerrada y me río, sigo encerrada y me callan, sigo encerrada y me acerco, sigo encerrada y le hablo. No responde. No importa, yo voy a seguir encerrada. Sigo encerrada y lo trato de tocar pero parece estar hecho de aire ya que mis manos no lo logran alcanzar, sigo encerrada y pienso en donde se habrá ido esa sombra que reflejaba mí mayor miedo pero, al ritmo de mí desespero, vuelvo al hecho de que encerrada estoy. Golpeó la pared, azotan mi puerta callandome. Trato de gritar pero me siento algo débil, mejor me sentaré a reflexionar. ¿Donde estoy y por qué ya no estoy en mí cama?. Me levanto, hace frío, mí ventana da a un lugar oscuro, un callejón. Me levanto, hace frío, mí ventana de a un lugar oscuro, me río. "me levanto, hace frío, mí ventana da a un lugar oscuro y sombrío". "Me levanto, hace frío, mí ventana da a un lugar oscuro y sombrío". Hola, si usted, que está leyendo esto, ¿me podrá decir dónde estoy?, es que, mire le cuento. Yo estaba en mí cama y creí haber visto a un monstruo, si si, eran miles. Siempre me seguían y me atormentaban con pensamientos horribles, hasta me mostraron mí peor pesadilla, morir ahogada. Lo siento si hablo rápido, parece que mis recuerdos van y vienen a la velocidad de la luz. bueno, en fin, corrí fuera de mí casa, estaba asustada y llegué a la comisaría, pero ahora estoy aquí.
Oh, hola, si usted, que está leyendo esto. ¿podría decirme dónde estoy?. Verá, me llamo... Bueno, creo que mí nombre comenzaba con m, algo como monse, mons-. ¡Monstruo!. Oh no, ¿están aquí verdad? mirá, allí está, allí está.
hola, ¿cuál es su nombre?, si, usted que está leyendo esto. ¿sabe si ya está lista la comida que dejé calentando en el horno?. No importa, luego la revisaré, creo que olvidé prender el horno de todas formas.
"me levanto, hace frío, mí ventana da a un lugar oscuro y sombrío". Me levanté de mí cama, estoy observando esta extraña habitación, es rara, aunque aquí estoy. Miro a mí monstruo frente a mí así que fui directamente hacía su cuello, era una mujer, horrible mujer. Pelos de loca, nariz con moretones, piernas largas y una joroba que casi tocaba el techo.
¡Maldita mujer, usted me arruinó la vida!- nadie responde
Ante el acto de esta señora tan cruel mis venas comenzaron a bombear de la furia y lo único que oía era el grito de un señor, él había abierto la puerta de esa habitación y solo me repetía que me calme, ¿por qué me calman a mí y no a ella? le pregunté con franqueza– "señora, ¿tomó sus pastillas? De nuevo, es usted en el espejo, no hay más complejo". ¡Me tratan de tonta!, por supuesto que está ahí, ¿no la ve?
Hola, tú, si tú que lees esto. ¿Tú me crees, verdad?. sabes que si hay una señora. No vuelvas a desconfiar de mí ni a mirarme con esos ojos de burla, me decepcionas, creí que éramos amigos.
Salte a golpear a alguien, pero no era el monstruo, me di cuenta, cuando mis manos no dejaban de sangrar, que el mounstro era de vidrio. Un vidrio que cayó al suelo y reflejó al techo, no entendía. Tomé el vidrio entre mis manos pero me reflejó a una mujer con aspecto de loca, nariz con moretones, joroba que casi tocaba el techo y cara de asustada. Ahí estaba, ahí estaba mí monstruo, la que me persiguió por años diciendo cuánto de lo que hacía estaba mal, la que me señalaba todo lo que la gente veía en mí, la que no me dejaba dormir en la noche, me susurraba ideas sobre cómo podría ser mí muerte. Mí monstruo se comportó frío ante mí tacto más no cedió, ella siempre supo mis debilidades y siempre las utilizó en mí contra. Maldita, susurré. Me ganó, me ganó un pedazo de vidrio, y gracias a sus noches de tortura tengo que estar en este lugar oscuro, fuera de mí casa y lejos de mí... bueno, ya no tenía a nadie a quien esperar, ni nadie por quién luchar, supongo que mí única compañía era la que me mataba cada día.
Oh, hola, si, vos qué estás leyendo esto. Gracias por creerme, sabía que me querías Aunque muy pocas personas lo hicieron alguna vez. Tranquilo, voy a estar bien, hablé con una señora rubia y alta, me prometió que me iba a ayudar en estos años que me quedan por delante, al fin y al cabo aún soy joven, aunque mí joroba ahora tiene el don de tocar el techo, nunca me desanimare de nuevo ya que mí monstruo se fue, la extraño, me hacía mal, muy mal. Pero era lo único que tenía.
Perdón por contarte mí historia, sé qué tal vez querías escucharme hablar de la vez que viajé por primera vez a san Pedro o cuando mí mamá me llevó flores sabiendo que ese día moriría. Yo, no ella, yo morí en mí niñez, ahí fue cuando la conocí, en ese momento tenía un aspecto encantador, una flacucha con nariz respingada y muy buena postura. Lo siento si mí monstruo te abruma, es que ella es invasiva.
Cada vez escucho menos su tono de voz escalofriante y sus pasos pausados, esa mujer aún se asoma en mí ventana pero, tranquilo, ya no la dejaré entrar.

Diario de una adolescente solitaria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora