me acuerdo cuando me regalaste esa vela, la que tanto me gustó. Recuerdo haberla prendido el día que viniste a mí casa, desprendía un olor inigualablemente rico, La prendí pero no se consumió tanto. La segunda vez fue el día que me llevaste a esa plaza donde me diste el beso con el que comenzaría todo, la prendí cuando me pediste ser tu novia, la prendí cuando recibí tus cartas de amor, la prendí cuando te presenté ante mis papás, la prendí cuando fuimos por primera vez a bailar, la prendí todo un año. Todo el año de nuestra relación. La apagué la vez que me visitaste para que terminemos, quería quemarla pero me di cuenta de que no puedo quemar algo que está hecho para ser quemado. Esa reflexión me hizo darme cuenta que rogarte para que te quedaras no iba a hacer que tengas ganas de hacerlo, sé que ahora estás con alguien más a quien le regalas velas más prometedoras que la que me diste a mí. Decidí terminar la vela, prendiendola solo cuando pensaba en vos. La prendí el lunes, la prendí el martes, la prendí el miércoles, el jueves la prendí y me quedé horas pensando en por qué no se consumía, la prendí el viernes frustrada, la prendí el sábado enojada. Hasta que el domingo entendí, el domingo entendí que la vela no se iba a consumir si yo no dejaba de prender y apagar la fuego, si yo no dejaba que fluya su llama al ritmo del leve viento. Así que desde ese día la dejé prendida, la dejé prendida el lunes, la dejé prendida el martes, la dejé prendida el miércoles, y recién el jueves me di cuenta de que se estaba consumiendo más rápido de lo normal, ya casi no había tal vela. La prendí el viernes, la prendí el sábado, y al fin, el domingo pude verla hecha nada, y ahí, ahí me di cuenta de que si dejo que la vela explaye su fuego, podré dejarla ir más fácil, que cuánto menos la mire, más rápido va a seguir. Y así fue, deje de pensar en vos, de un día al otro, la vela me enseñó que las cosas son efímeras y que no solo porque no funcionó significa que debo deshacerme de los recuerdos, ya que estos no se queman ni con el fuego más poderoso. Aprendí de una vela que todo es mucho más complejo que solo prender la vela esperando a que se acabe o deseando terminar con ella solo porque no funcionó. Gracias, gracias a vos por regalarme la vela que me cambio la vida, y gracias por dejarme prenderla e irte para que se pueda apagar.
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Diario de una adolescente solitaria
Fiksi RemajaAdolescente solitaria escritora de una historia que la apuñaló tantas veces que puede contarla de memoria. -Dedicado a mí misma y a las veces que me escondí o me convertí en un reflejo de los demás para no volver a ser abandonada.