∞ Cap 5 ∞

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Capítulo 5

La actitud tan indiferente de Gulf, le habían dado a entender a Mew que su historia había quedado enterrada de su parte en el pasado. Ya no sentía absolutamente nada por él, bueno, tal vez solo odio. Y maldita sea si no aceptaba por lo menos eso de Gulf, aunque solo eso fuera rencor de eso a nada, ya sabía que era lo mejor.

- Lo siento amigo – le dijo Zack entendiendo su dolor – supongo que para él, cinco años han sido suficientes para pasar página, y no lo culpo, no es agradable estar viviendo en el pasado y menos cuando eres al que le toca sufrir –

- Lo sé – respondió Mew – pero... ¡Mierda! – gritó Mew frustrado – no he dejado de amarlo Zack, y pensaba... ¡No!, más bien quería que al menos me diera la oportunidad de hablar con él y que me dejara explicarle qué fue lo que pasó en ese entonces, pero ya no siente nada por mí, y seguramente no querrá saber nada del pasado que nos unía antes –

- ¿Qué fue exactamente lo que pasó? –

- Por azares del destino me he convertido en el veterinario de su mascota – dijo Mew – y solo hablamos de su gato, y... él programó la siguiente consulta para el siguiente mes –

- Eso es bueno ¿No? – Zack intentó animarlo.

- Si fue capaz de aceptar volver a verme sin ningún problema quiere decir que mi presencia no causa nada en su vida – contestó Mew – él puede seguir adelante como si nada cuando yo lo único que quería era estrecharlo entre mis brazos – 

Mew se dejó caer en el sillón de su sala con lágrimas mojando sus mejillas. No le avergonzaba que su amigo lo escuchase, ya había llorado otras veces con él y en vivo y en directo. Después de su abrupta ruptura con Gulf, Zack se había convertido en ese amigo que te dice tan directamente las cosas sin importar que tan dolorosas sean.

"Eres un gran hijo de puta", le gritó Zack cuando le contó lo que le había hecho a su ex prometido. "Te puedo asegurar que Gulf jamás podrá perdonarte, le has roto el corazón de la peor manera que podrías haberlo hecho". Y sí a todo, era un imbécil hijo de puta y le había roto el corazón al hombre que siempre había amado, y por supuesto que Gulf jamás lo perdonaría, ¡Puta! Ni siquiera él lo haría.

- Supongo que no te dio tiempo de decirle que cada año en su cumpleaños le envías ramos de girasoles – Zack lo sacó de sus pensamientos. 

- Gulf cree que los envía Lael – explicó Mew - el primer año que los recibió le habló para preguntarle y mi hermano encubriéndome le dijo que sí, que habían sido de su parte –

- ¿Qué dijo Gulf? – preguntó Zack.

- Que no quería seguir recibiéndolos – respondió Mew con tristeza.

- Te dije que debías ponerle una nota – regañó su amigo.

- Lo hago, pero supongo que no las lee – alegó Mew – aunque las notas no dicen nada, sé que él sabría perfectamente que se trata de mí -

- Dime la verdad Mew, eso de que fue una casualidad que ahora seas el veterinario de su gato ¿Es verdad? –

- En parte – respondió después de un prolongado silencio – cuando supe de la vacante en Petfriends envié mi CV, sabía que era cerca de la zona en la que vivía Gulf pero no estaba seguro de que llevase a su mascota ahí, hay otra a unas cuantas calles, mucho más exclusiva y él tiene el suficiente poder adquisitivo para ir a esa otra –

- ¡Sabía que lo estabas siguiendo! – gritó Zack al otro lado de la línea – ese repentino cambio a Nueva York ya me parecía muy sospechoso –

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