∞ Cap 8 ∞

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Capítulo 8

Estaba muy alterado cuando entró a su departamento en compañía de Faye. Le había contado de la visita de Mew a la academia para entregarle el collar de Hazard y su amigo le había dicho que eso era solo una patética excusa para ir a verlo, pero que si Mew se había tomado la molestia de ir a buscarlo, debió escucharlo.

- No, no vale la pena – dijo Gulf dejándose caer en el sillón.

- ¿Por qué tienes tanto miedo de escucharle? – preguntó Faye sentándose a un lado de él.

Joder, Faye había dado en el clavo, su necedad de no escuchar a Mew radicaba precisamente en el miedo. ¿A qué? Al dolor de escuchar de los propios labios de Mew que ya no lo quería, que no sentía nada por él y que precisamente por eso lo había dejado esperando en el altar.

¡No! no quería oír esas hirientes palabras, suficiente había sido con soportar la pena de haber sido abandonado el día de su boda como para que encima tuviera que aguantar el menosprecio del único hombre que había amado toda su vida. Que Mew se quedara con sus palabras, que viviera con ellas y que a él lo dejara en paz.

- No tengo miedo de escucharle – respondió Gulf pero la seguridad era algo que faltaba en su voz – es solo que ese hombre no se merece que lo escuche ¿No recuerdas como fue que me abandonó? –

- Lo recuerdo sí – respondió Faye – llegaste a Nueva York siendo un completo desastre, y las cosas no han cambiado mucho en realidad – sonrió burlándose.

- No es gracioso – Gulf le pegó en el hombro.

- En realidad lo es, porque mientras me dices que no quieres a ese tipo cerca, tus ojos demuestran que lo que en realidad quisieras es estar entre sus brazos una vez más –

¿De dónde demonios sacaba eso Faye? Bien, él siempre había sido muy transparente, demasiado fácil de leer, le era casi imposible ocultar sus sentimientos. Por eso, de alguna forma estaba tranquilo, pues había sido capaz de enfrentarse a Mew y decirle que lo quería fuera de su vida porque en realidad así se sentía en ese momento. Pero ahora, después de tranquilizarse un poco, Faye ciertamente tenía razón. Una parte de él, una gran parte en realidad, hubiese dado cualquier cosa por abrazar a su ex pareja en lugar de golpearlo y sacarlo de aquella sala de ensayos.

- Mew mató todo lo que sentía por él hace cinco años – mintió Gulf – lo único que quiero es que se alejé de mí, que salga de mi vida a la que nunca debió volver –

- Ten cuidado con lo que deseas Gulf, más si en verdad no es lo que realmente quieres y solo lo dices por el enojo del momento – Faye se puso de pie – te veo mañana en la academia, trata de descansar –

- Aunque eres un dolor de cabeza, te agradezco que seas amable conmigo – dijo Gulf antes de que su amigo se fuera.

- Lo sé, merezco el cielo por aguantarte tanto, pero ¿Qué se le puede hacer? eres mi amigo – el inglés le sonrió mostrando los dientes.

- Ya vete, no quiero una escena cursi de mejores amigos aquí – Gulf le enseñó el dedo medio.

- Si fueras mi hijo te hubiese enviado a la escuela militarizada – lo regañó Faye – o quizás me hubiese enamorado de ti si no fueras tan obsceno, burdo y maleducado –

- Sé que secretamente lo estás – Gulf encogió los hombros – todos los heterosexuales tienen al menos uno hombre por el cual se sienten atraídos, yo soy tú hombre – bromeó Gulf.

- ¿Quieres que te diga un secreto? – preguntó Faye y Gulf solo asintió con la cabeza un tanto nervioso – en realidad, tu ex me parece mucho más guapo que tú, creo que si lo que dices es verdad, Mew sería exactamente mi tipo de hombre – volvió a sonreír y cerró la puerta dejando desconcertado a su amigo.

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