Volver a empezar

∞ Capítulo 21 ∞

Capítulo 21

Esto nos enseña que el verdadero amor espera, repara y por más que el tiempo pase, este fructifica y se solidifica aún en la adversidad.

Habían pasado ya ocho meses desde que Mew y Gulf retomaron su relación. Ahora vivían en Foresthill, un barrio residencial a cincuenta y cuatro millas de Sacramento. Habían seleccionado ese hermoso lugar porque estaba rodeado de espacios verdes y naturaleza, además, las casas de la zona eran lo suficientemente espaciosas como para albergar a todo su squad, incluso si éste tenía planeado crecer con el tiempo.

Mew había montado su propia clínica veterinaria, y era muy popular en la zona a pesar de que la población del lugar apenas rebasaba los tres mil habitantes y que Mew era prácticamente nuevo en la región. Gulf por su parte, daba clases de música en la secundaria local y era el profesor más querido de toda la escuela. Además, fuera de su horario, ofrecía clases particulares a adultos que quisieran aprender a tocar un instrumento. Algo que no tenía del todo contento a Mew, pues su novio era bastante popular entre la población masculina.

Manee se había mudado con ellos, solo que había preferido establecerse en Sacramento, a solo una hora en coche de donde vivían su hijo y su yerno. Había dejado la dirección de Juilliard en manos de Faye y ella había abierto su propia academia de música. Algo pequeño, pero muy fructífero. Además había adoptado un pequeño Pomerania, al que había llamado Chopper.

Ella solía visitarlos cada fin de semana, ya que le gustaba pasar tiempo con ellos. Y porque además, recientemente había conocido a un profesor compañero de Gulf, y habían entablado una muy cercana amistad.

Faye se había quedado en Nueva York como nuevo director de la prestigiosa academia Juilliard. Él y Molly vivían juntos, y sorpresivamente ya esperaban a su primer hijo, al cual querían llamar Henry, por el increíble parecido de Faye con el actor que interpretó a Superman.

Zack y Daniel, también solían visitar con frecuencia a Mew y a Gulf, lo hacían una vez al mes ya que los padres de Daniel tenían una casa de descanso en Sacramento, y éste junto con su novio, invitaban a sus amigos a un fin de semana para ponerse al tanto con las buenas nuevas en sus vidas.

Aaron y Abbey Suppasit se habían alegrado mucho de que su hijo volviera con Gulf. Habían ido a visitarlos en un par de ocasiones antes de partir a un tour por Europa, del cual aún faltaba un maravilloso mes para que llegara a su final. No obstante, y a pesar de que aprobaban al cien por ciento a relación de su hijo menor con el que siempre fue el amor de vida, Aaron, seguía disgustado con la decisión de Mew de abandonar el negocio familiar.

Lael por su parte, se había quedado a cargo de la totalidad de los viñedos. Siempre le había gustado la administración del lugar y estaba feliz de tomar las riendas de:  Newland Vineyards, un viñedo familiar ubicado en el valle de Napa. No obstante, sentía una gran responsabilidad de responder a toda la familia por el buen manejo del negocio con el que lo Suppasit tenían ya muchísimos años.

En general, las cosas parecían ir bien y mejorando. Mew y Gulf habían encontrado un equilibrio perfecto entre sus obligaciones laborales y su vida personal. En el pasado, nunca vivieron juntos, sin embargo, si pasaban largas temporadas en donde uno se quedaba en casa del otro. Pero hasta ahí nada más. Ahora, en su nuevo hogar, la vida en pareja, después de ocho meses, les sentaba bien.

Fue fácil para ambos adaptarse a convivir juntos bajo un mismo techo, tenían hábitos bastante parecidos, y claro, también notables diferencias que resolvían mediante el diálogo y la comunicación. Sin embargo, el menor aún tenía cierto miedo de que Mew lo abandonase algún día. Dicho temor se volvía más vehemente cuando los padres de su novio, en especial su padre, hablaba con él. Aaron seguía insistiendo en que la decisión de su hijo no era la mejor y que debía volver al negocio familiar. Presionando de alguna manera a Mew.