Capítulo 16

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Me senté en una de las sillas. Alexander tomó su lugar.

Respiré intentando agarrar valor, pues las palabras parecían atoradas en mi garganta.

-Tengo que confesarte algo- dije nerviosa.

-Habla- dijo serio y tranquilo.

-Yo estuve...- hablé, pero fui interrumpida por otra persona.

-Espero no interrumpir- dijeron entrando a la oficina.

Era Pablo Ambrosetti, mi querido suegro.

-Si interrumpes un poco- comentó Alexander.

Me levanté para verlo.

-No nos interrumpe, siéntese- ofrecí una silla -Me retiro para que hablen-

-En realidad quiero que te quedes- aclaró el señor Ambrosetti.

Me paré a un lado de la silla de Alexander, estaba confundida. Normalmente yo salía cuando ellos hablaban y después mi esposo me decía lo que habían discutido.

-¿Qué es lo que necesitas?- preguntó fastidiado su hijo.

-Ya no estoy tan seguro de que hagas el contrato con Daniel Duval-

-¿Qué?- preguntamos sorprendidos.

-Es correcto que yo también quiero lo mejor para la empresa, pero también quiero lo mejor para ti y tu familia- dijo serio -¿De verdad creíste que no me enteraría de Daniel Duval y Alexa? Sin contar que Leandro también ya lo sabe-

Al parecer mi suegro no sabía nada de lo que había pasado en las últimas semanas, y lo mejor era que estaba de mi lado.

-¿Ahora tú también vas a cuestionar mi manera de manejar la empresa?- preguntó mi esposo.

-¿Y a ti ya se te olvidó todas las noches que pasaste lamentando su traición o las veces que te ahogaste en alcohol por ella? Y lo peor es que ahora no solo te está arrastrando a ti, sino también a Elena- dijo mirándome.

Le di una pequeña sonrisa de agradecimiento.

-Si solo vienes a darme un sermón, será mejor que te vayas- comentó Alexander.

-Escúchalo, el quiere lo mejor para ti- aclaré, pues estaba siendo grosero con su padre.

-Tus celos tampoco me interesan- dijo comenzando a enojarse más.

-No seas terco, y deberías de bajaste de tu nube, porque yo te subí ahí- habló Pablo Ambrosetti de la misma manera.

-¿Tú?- soltó una risa falsa -Lo único que hiciste fue presionarme a ser el mejor y darle toda mi vida a esta empresa-

Tomé su hombro intentando calmarlo.

-Estabas en el camino equivocado, y si no lo hacía, probablemente hubieras acabado como tu primo e incluso peor. Y que no se te olvide que sigo teniendo el control sobre la mayoría de los accionistas-

-¿Me estas amenazando?- cuestionó.

-Velo como quieras, pero más te vale dejar el trato con Duval si quieres seguir cenando el lugares caros- respondió.

No dejó que Alexander dijera otra palabra, pues se levantó y salió de la oficina, sin despedirse o decir algo más.

Fueron cinco segundos los que pasamos en silencio, luego mi marido habló.

-Me quiere tratar como un niño pequeño al que solo le dice que hacer- comentó furioso.

-Es tu padre y solo quiere lo mejor para ti- respondí.

¿Para Qué Quedarme? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora