Capítulo 10

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El día había llegado. Mañana a primera hora nos iríamos de viaje a Roma, y hoy le daríamos la noticia a los demás, principalmente a Aarón, quien se quedaría a cargo de la empresa.

Yo estaba muy emocionada, y solo tenía que terminar estos contratos. Alexander también se veía ansioso, y sabía que él realmente necesitaba descansar.

Durante estos dos días, todo había estado tranquilo, sin polémicas o secretos. Había sentido que las cosas estaban como antes, cuando todo era tranquilo y solo éramos él y yo.

-¿Lista para mañana?- preguntó Alexander mientras se acercaba a mi escritorio.

Sonreí alegre.

-Muy lista- afirmé.

Mi esposo tendió su mano.

-Es hora de decirle a Aarón- dijo.

Tomé su mano y comenzamos a caminar hacia la oficina de su amigo.

Mi relación con Aarón había avanzado un poco. Al menos ya me daba los buenos días y a veces me daba pequeñas sonrisas. No me sentía culpable por lo que había pasado, pues sabía que había hecho lo correcto al decirle a mi amiga lo de Katia.

Alexander tocó su puerta, pues él no tenía secretaria. Claudia era quien se encargaba de sus visitas y su agenda.

-Adelante- dijeron del otro lado de la puerta.

Cuando entramos, noté que Aarón estaba muy concentrado en unos documentos. Él subió la mirada y nos sonrió en forma de saludo.

-¿A qué debo su visita?-

-Venimos a darte una noticia- mencionó mi esposo.

-Soy todo oídos-

-Nos iremos de vacaciones mañana, necesitamos a alguien que se haga cargo de la empresa por una semana y media. Tú eres el elegido-

-¿Eso quiere decir que soy el jefe supremo?- preguntó con una sonrisa en el rostro.

Ambos asentimos con la cabeza.

-¡Por fin!- exclamó poniéndose de pie.

-Solo es por una semana- dijo Alexander.

-Y media- aclaró su amigo.

Sonreí ante su reacción. Sabía que Aarón siempre había querido ser el presidente de la empresa, pues constantemente le decía a mi esposo que si quería dejar el puesto, se lo dejará a él. Y por fin tendría su oportunidad.

-Te dejaré los informes, contratos y documentos en mi oficina, tienes que hacer las cosas bien-

-Y yo te dejaré algunas instrucciones para que no te pierdas en el proceso- comenté.

-Llevo 5 años siendo vicepresidente, puedo manejar este imperio-

-Te estoy dejando todo mi esfuerzo, no lo eches a perder- dijo preocupado Alexander.

-Tranquilo, ustedes vayan a sus vacaciones y disfrútenlas. Yo me preocupo por lo que suceda aquí- mencionó alegre.

-Confiamos en ti-

-Muchas gracias por esta oportunidad, y no olviden traerme un recuerdo- dijo él.

Salimos de ahí y volvimos a mi lugar de trabajo.

-Solo unas horas más y nos vamos- dije mientras lo abrazaba.

-Dentro de poco seré todo tuyo-

Reí.

-Siempre has sido todo mío-

Nos dimos un beso y regresamos a hacer lo que estábamos haciendo. Alexander entró a su oficina y yo seguí redactando los contratos.

¿Para Qué Quedarme? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora