Capitulo 11: Palabras que no pude pronunciar.

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El espejo reflejaba mi apacible rostro, lleno de ilusión y de afecto, y todo aquello era culpa de aquel extranjero dorado que se hizo tan famoso entre las ángeles féminas de Laksy.

Todas murmuraban que él era un caballero como no había otro igual en el reino, que su lenguaje no era del todo correcto, pero que aquello las atraía más y mas. Decían que su comportamiento era inusual al de un ángel y que por sobretodo su sonrisa destacaba en su rostro para con toda la gente, lo que hacía a las chicas volverse locas y hasta desmayarse cuando él se acercaba.

Yo no lo conocía para nada, solo sabía que lo llamaban Lii, que había perdido la memoria debido a que vino a parar a Laksy (quien sabe porque), se desmayo y se congelo hasta el alma, lo recogió aquella ángel dulce que salvo de aquel accidente llamada Leda, y que ahora trabaja con ella creando caramelos, biscochos y tartas, entre otras cosas para ganarse la vida.

Todas mis amigas de la alta sociedad opinaban cosas maravillosas sobre aquel invasor, hasta decían que era más atrayente que los propios Príncipes de Reinos, algunas hasta decían que dejarían a sus maridos por el tal “Lii”. Yo lo odiaba, lo odie desde que vi su cara en aquel accidente, lo odiaba, lo odiaba, lo odiaba tanto que al verlo caminar por las calles me daban ganas de mandar a mis guardias a que lo sacaran de la ciudad. No sabía el porqué de mi odio hacia él, solo sabía que al verlo conversar tan plácidamente con mis amigas, mi furia se encendía y me echaba a correr por las calles llorando como una loca.

Además, aquel Amuleto que traía en su cuello era algo sospechoso, el lo escondió de mi vista al percatarse de mi hallazgo. El era extraño, tan extraño como mi Lithium, al punto que llegue a pensar que Lii era Lithium disfrazado de ángel, pero eso jamás pasaría. Lithium se había olvidado de mi existencia y nunca vería su rostro nuevamente.

Termine por fin de acicalarme y maquillarme, me vestí con prendas y vestidos de lino y seda de terciopelo. Baje a desayunar como de costumbre, pero mi Padre me tenía una gran sorpresa, ¿sorpresa? Mejor dicho pesadilla.

-          Señorita Tania, abajo su Padre está conversando con muchos jovencitos – dijo Cathy.

-          ¿Jóvenes? – pregunte.

-          Parecen señoritos muy adinerados, algunos de ellos son Príncipes de Reinos, de los pocos que quedan, ya que Lucifer ha destruido casi todos los reinos.

-          Lo sé, ¿está segura Cathy, están allí abajo?

-          Si, señorita, parece que su Padre esta acordando su casamiento lo más pronto posible.

-          ¿¡CASAMIENTO!? – grite.

Baje corriendo las escaleras, con tanta rabia que ni vergüenza me dio enfrentarme a mi Padre delante de todos aquellos Príncipes. Todos me miraron con caras de impresión al oír mi grito desde mi habitación.

-          ¡PADRE! – grite delante de todos.

-          Hija mía, llega en el mejor momento, aquí están todos los jóvenes, Príncipes, Condes, Vizcondes, Hijos de la Dinastía Real que están dispuestos a pedirla en matrimonio y usted debe…

-          ¡YO NO DEBO NADA! ¡LE DIJE QUE MI PROPOSITO NO ES EL DE CASARSE Y VIVIR UNA VIDA ENCERRADA DENTRO DE CUATRO PAREDES AGRADANDO A UN SER SUCIO Y EGOISTA!

Todos me miraron mayormente sorprendidos por mis palabras. Algunos se reían de mis dichos y algunos se desesperanzaban.

-          Pero, hija… yo quiero lo mejor para usted, solo debe elegir al más agraciado, al más talentoso de estos jóvenes y ya está – recalcó mi Padre.

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⏰ Última actualización: Jan 24, 2013 ⏰

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