Capítulo 4

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Estaba enfrascado en mis papeles, totalmente sumergido en el trabajo. Estaba rellenando el formulario para dar de alta al día siguiente a uno de mis pacientes que hacía un mes tuvo un accidente de coche. Ahora se encontraba en perfecto estado y podía volver a casa con su familia.

Me encantaba la sensación de mandar un paciente a su casa cuando ya se había rehabilitado, era una sensación de plenitud, de felicidad y dicha. La misma que sentí cuando escuché las primeras palabras de la pelirrosa salir de su boca. Decidí que antes de marcharme a casa, me pasaría por su habitación.

Recogí mis cosas, me quité mi bata de médico y la colgué en la percha a la entrada de mi consulta, cogí mi chaqueta y me dirigí hacia allí. Al llegar estaba cenando. Una sonrisa apareció en mis labios, me alegraba enormemente que colaborara en su recuperación.

—Hola —le saludé desde la puerta.

Ella alzó su vista y me miró con una sonrisa inocente —Hola.

—¿Qué estas cenando? —anduve hasta sentarme a los pies de la cama.

—Pescado a la plancha con verduras. No es que esté delicioso, pero es lo que hay —me dijo sin quitar su sonrisa en ningún momento.

—Ya, supongo que la comida del hospital no es especialmente una delicia, pero necesitas comer, ¿entendido?  —asintió con la cabeza. Me disponía a marcharme cuando ella llamó mi atención.

—¿Volverá mañana doctor? —me volví hacia ella y le contesté.

—Como todos los días. Y por favor, llámame Sasuke —me dedicó una última sonrisa y me fui a descansar a mi casa.

Sakura cada día avanzaba más en su recuperación. Hacía ya casi un mes que estaba con nosotros en el hospital, todas las enfermeras la adoraban e incluido los médicos que la atendían. Pronto podríamos darle el alta. Una vez más, fui a su habitación como todos los días y allí estaba ella. Leyendo una revista que Konan le había prestado aquella mañana para que se entretuviera.

—Buenos días —como cada día, su sonrisa angelical volvió a nublar al sol.

—Buenos días, Sasuke.

—Tengo buenas noticias para ti —ella me miraba expectante—. Verás, has mejorado muy bien y bastante rápido, así que es posible que de aquí a unos días podamos darte el alta.

Su cara de felicidad cambió en un segundo a una de consternación.

—Yo no quiero irme de aquí.

—Pero Sakura, es mejor que estés con tu familia y... —pero me interrumpió.

—Es que no lo comprendes —durante unos segundos se quedó en silencio—... La única familia que tenía eran mis padres, no conozco a ningún familiar más. Y si me dan el alta. acabare en un orfanato —el agua que acumulaba en sus ojos estaba a punto de derramarse—.  No tengo a donde ir.

Terminaron por desbordarse y caer por sus mejillas. No sabía qué hacer, sabía que lo que ella decía era verdad. Pero sin embargo quería ayudarla.

—Mis padres murieron en un accidente de coche hace 2 meses, no tengo a nadie más. Por favor, no me des el alta —decía aun llorando.

—Pero Sakura, no puedes quedarte el resto de tu vida en este hospital, debes entender —aunque a mí tampoco me gustaba lo del orfanato, la ley era la ley.

—Lo sé, pero... —de repente su cara cambió de color a un pálido escalofriante.

—Sakura, ¿estás bien? —estaba preocupado, pero sin decir nada, fue al baño de su cuarto y escuché como devolvía lo que seguramente era su almuerzo. Con detenimiento fui al baño y vi como estaba arrodillada frente al inodoro, fui hasta ella y me puse a su altura —. Lo siento, me habrá sentado algo mal de la comida.

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