Capítulo 14

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«Sakura, déjame darle mi apellido y ser su padre.»

Aquella frase retumbaba por mi cabeza. No había sido capaz de contestarle, ya que la proposición que hacía no era para tomárselo a la ligera, pero esa realmente no había sido la causa por la que no di mi respuesta. Me había quedado completamente en shock ante aquellas palabras, no sabía que contestar, ni que pensar. Sasuke no era de las personas que tomaban decisiones tan repentinas, sabía que llevaba tiempo pensado esa frase.

Desde aquel instante no volvimos a hablar del tema. Solo dije que tendría que pensármelo, y él solo asintió. Después de pasar todo el día con la familia Uchiha al completo, volvimos al apartamento de Sasuke. No sin antes llevarnos los "detalles" de Mikoto.

—Esto es para vosotros, Sasuke —Mikoto llevaba en las manos dos bolsas repletas de comida y dulces.

—Mamá, eso no es necesario —gruñó Sasuke molesto.

—¡Claro que sí! Sakura debe alimentarse ahora más que nunca y tú deberías de comer más, ¡te estás quedando en los huesos! —le reprochaba Mikoto—. Sakura, procura que coma adecuadamente o si no acabará enfermándose.

—Tranquila Mikoto, yo me haré cargo de eso —dije señalando a las bolsas. Estuve a punto de cogerlas cuando Itachi se las quito de las manos a Mikoto y se las tiró a Sasuke. cogiéndolas éste en el aire.

—Oye! ¿Estás loco o que te ocurre? ¡No vuelvas a tirar eso así! —grito Sasuke furioso.

—No iba a permitir que Sakura cogiera las bolsas. Sé un hombre, mocoso —un tic apareció en la frente del pelinegro menor.

— ¿Qué acabas de llamarme marica?

—¡Oe! Ya vale los dos —al ver como Mikoto se enfadaba ambos tuvieron que enterrar el hacha de guerra, al menos por el momento.

Pero no pude evitar sentirme feliz al ver a una familia tan unida como la de Sasuke. Ojalá pueda tener yo algún día lo que él tiene.

Sonreí al recordar aquella escena mientras miraba como las palomitas explotaban en el interior de la bolsa.

—¿Están ya? —preguntaba Sasuke desde el salón.

—¡Si —abrí la bolsa con cuidado de no quemarme y las metí un bol para después acercarme al sofá— ¿Cuál has puesto al final?

—Océanos de Fuego. Yo la visto infinidad de veces, creo que te gustará.

Nos sentamos uno al lado del otro compartiendo las palomitas. Lo cierto es que me encantaba estar así, tan cerca de Sasuke. Sentía un extraño calor por dentro cuando estábamos tan cerca.

A la mitad de la película, más o menos, sentí como la cabeza de Sasuke se posaba en mis piernas.

—Espero no molestarte si me pongo así —dijo medio adormilado. Mis mejillas comenzaron a arder y mi corazón latía tan deprisa y fuerte que temía que se diera cuenta. Pero a los pocos segundos cayó rendido en los brazos de Morfeo.

Mientras dormía observaba cómo su pecho subía y bajaba, cómo esos ojos, aunque estuvieran cerrados, me tenían embelesada, cómo sus labios estaban un poco entre abiertos... Sentí que mis mejillas ya no eran las únicas acaloradas, ¡toda mi cara lo estaba!, ¿pero en qué demonios piensas Sakura?

De pronto, Sasuke se giró y quedó con su cara pegada a mi vientre. Pero lo que sucedió a continuación, fue una de las cosas más mágicas que he vivido en la vida. Sentí que Hana comenzaba a moverse dentro de mí, sin parar quieta, hasta que logró acomodarse. Pero había algo extraño. No se acomodó de cualquier manera.

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