Capítulo 21

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Fui hasta la cocina para preparar algo de desayunar. Me hice un par de tostadas y un café. Mientras me lo tomaba tranquilamente, mi móvil sonó.

—¿Sí?

—Sasuke, necesito que vengas a casa, es urgente —era mi padre. Se le veía algo enojado.

—¿Ha ocurrido algo?

—Solo ven colgó.

Terminé de desayunar y me fui hasta la casa de mis padres. Aparqué el coche en la gran entrada a la casa y el ama de llaves me indicó que estaba en su despacho. Subí las escaleras hasta que di con la habitación. Mi padre estaba sentado detrás de la gran mesa de roble con las manos entrelazadas encima de la superficie de madera.

—¿Por qué me has hecho venir? —pregunté curioso. Mi padre no era de los que te hacia ir a verle por nada, siempre era por algo de importancia y eso es lo que me confundía.

—¿Es cierto que tienes un hijo? —preguntó serio.

—¿Yo? La única hija que tengo es Hana.

—Me refiero a uno biológico, Sasuke —fue entonces cuando lo supe.

—¿Te refieres a Natalie? —asintió.

—Ella ha estado aquí hablando conmigo. Me pidió que nos viéramos ayer en la tarde y me conto que el hijo que está esperando es tuyo.

—¿Y tú la creíste? —pregunté empezando a enfadarme.

—Sasuke, Natalie no va a mentir sobre algo así.

—Papá, Natalie mentiría en lo que fuera por estar conmigo —me senté frustrado en la silla en frente de él.

—No deberías evadir tus responsabilidades.

—No las evado, sé que ese crío no es mío papá.

—¿Y cómo sabes que ese hijo no es tuyo? —me dijo levantándome la voz. Me puse en pie, terminando con la poca paciencia que me quedaba.

—¡Natalie me estuvo engañando durante muchísimo tiempo papá! ¿Cómo quieres que me crea ahora que ese hijo es mío? —mi padre se quedó mirándome sin dar respuesta. Luego dio un largo suspiro y se pasó la mano por la cara a modo de cansancio.

—¿Estás seguro de eso?

—Le puse un detective sin que ella lo supiera —mi padre se quedó meditándolo unos instantes.

—Vino hasta aquí para pedirme que te exigiera que reconocieras a ese niño y que te casaras con ella —me quedé perplejo ante sus palabras.

—¿Lo dices en serio? —pregunté sin poder creerlo.

—¿Y qué pasa si ese hijo es tuyo, Sasuke? ¿Y si realmente ella no te ha mentido? —ambos nos quedamos en silencio durante un momento—. Estoy pensando... ¿por qué no te casas con ella y luego si realmente descubrimos que no es tu hijo te divorcias y punto?

Le miré enojado —No voy a casarme con ella, que te quede bien claro.

—Pero Sasuke —le interrumpí.

—¡No papá! ¡No pienso hacerlo! —grité—. No voy a condenarme de por vida a esa mujer, hará lo que sea para que no nos divorciemos, la conozco. No pienso casarme con ella.

—¿Y qué harás si ese niño es tuyo? —tuve que quedarme pensativo. La verdad es que esa posibilidad nunca la había puesto de por medio.

—No lo sé. Lo único de lo que sí estoy seguro es que me haría cargo de él.

—Al menos me alegra oír que te harás cargo de ese niño en el caso de que sea tuyo —se levantó de la silla y miró por la ventana—. Sasuke, ya que estás aquí, quería hablar contigo sobre otro tema.

—¿Natalie de nuevo? —pregunté cansado.

—No. Es... sobre el día que nació Hana —le miré con atención. Sabía a qué se refería—.  Como puedes intuir, no me gustó la idea de que Hana llevase nuestro apellido. Soy una persona muy tradicional, tú lo sabes bien, y el apellido Uchiha tiene un gran peso, y siempre he querido que ese apellido se transmitiera de generación en generación. No sé si sabes a lo que me quiero referir.

—Te refieres a que Hana no es mi hija biológica y te molesta que le haya dado mis apellidos, ¿no es así? —él asintió.

—Por eso... quería pedirte perdón —fruncí el ceño confundido—. Al principio no acepte a Hana en la familia porque no era una auténtica Uchiha. Pero conforme Sakura y tú habéis ido trayendo a la pequeña aquí con nosotros... me he dado cuenta que es más Uchiha que todos nosotros —sonreí enternecido. Mi padre no era de los que expresaban sus sentimientos, y hablar así de Hana... sabía que la adoraba como si fuera realmente su nieta.

—Por eso, quería pedirte perdón... por mi comportamiento con Hana.

—No te preocupes, no tienes por qué darlas —me quedé observándole mientras él seguía distraído mirando por la ventana.

—Bueno —carraspeó—, tengo trabajo que hacer. Deberías irte.

Me levanté del asiento para irme, pero entonces recordé lo que había decidido esa misma mañana, y decidí compartir mi decisión con mi padre.

—Papá —él se giró—. De todas formas, no iba a poder casarme con Natalie —me miró confundido—. Voy a pedirle a Sakura que se case conmigo.

Él sonrió e incluso escuché una pequeña risa salir de su boca.

—Espero que te dé una respuesta positiva.

(...)

Llegué a mi departamento donde Hana estaba echada en el sofá rodeada de cojines para que no se cayera. Me acerqué a ella y comencé a hacerle carantoñas a las que ella reía a carcajadas.

—Si no fueras una pelota que no para de rodar, mamá no tendría que rodearte de cojines por todos lados.

La dejé ahí, pero entonces se me ocurrió algo. Al rato cogí a Hana en brazos y fui en busca de Sakura, quien estaba en nuestro dormitorio cambiando las sábanas.

—Sakura, le he comprado un collar a Hana, ¿te gusta? —ella se acercó sonriente como siempre.

—¿Papá te ha comprado un collar, princesa? —dijo cogiendo la pequeña cadenita que tenía Hana alrededor del cuello, pero se quedó paralizada al ver que lo que colgaba de la cadena era un anillo de oro blanco con un pequeño diamante en el medio.

—¿Q-Qué...? —preguntó confundida. Me miró, estaba en estado de shock.

—Hana y yo hemos decidido que es hora de formar una familia, pero oficialmente —Sakura volvió a mirar el anillo que tenía en la mano—. Sakura...

Me arrodille sentando a Hana en mi rodilla. Vi como sus ojos se cristalizaban por segundos a punto de romper a llorar.

—¿Quieres casarte conmigo? —ella rompió a llorar y se arrodillo junto a nosotros abrazándonos fuertemente.

—¡Sí! ¡Sí! —gritaba eufórica.

Y aquella nueva vida que empezaríamos juntos, esa promesa de estar el resto de nuestra vida unidos, la sellamos con un intenso beso.

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