Gulf es el heredero de bosque negro, un reino prácticamente nuevo que se está abriendo paso dentro de una sociedad donde las tradiciones y reglas son importantes para que se respete una nación, pero cuándo su heredero es todo meno un chico prudente...
Yael estaba leyendo un libro el cual su hijo Sedrick leía mucho, y llegó a la conclusión que aquel libro fue inspirado en él, incluso él sin pensarlo podría sacar tomo 1,2, y 3.
—¿Qué estás leyendo?
Yael al escuchar aquella voz la iba a ignorar, pero el olor que desprecia aquella jarra de chocolate caliente de cazuela era embriagador.
—Deja la jarra y vete de mi vista—dice mientras pasa la página y trata de concentrarse en su lectura.
Min rueda los ojos.
—Mi amito perdóneme ya.
Yael cruza sus brazos y responde.
—Ni creas que decirme así va a ablandarme.
Min pone la jarra en la pequeña mesa de hierro la cual estaba en un hermoso jardín, donde se podían ver hermosas flores de diferentes especies y árboles frutales, se sienta en una de las sillas y dice:
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—Yael creía que hacía lo correcto en ocultarte todo, perdiste a tus gemelos, aunque no lo demuestras aún no lo superas y no quería sobrecargar con más cosas tu corazón
Yael está vez se voltea y mira a la cara a Min.
—Jazmín, Gulf es mi hijo, sin importar todo el peso del mundo que cargue siempre podré si se trata de mi bebé, lo tuve 9 meses en mi vientre, por él dejé de ser vegetariano y no me importó, mi carácter pasivo se vio afectado por tantas travesuras que hizo, me convertí en un centinela, guardián, incluso detective para descifrar a qué fiesta o lugar peligroso iría y rescatarlo—respira profundo—así que era tu deber como mi mejor amiga decirme, porque créeme yo hubiese destruido medio continente para que mi hijo no quedara cómo un sinvergüenza desleal y nosotros como padres mediocres que no sabemos controlar a un príncipe... ¿Sabes cómo nos llaman?, ¡la familia real polémica!, eso se redujo todos mis años de reinado trabajando día y noche.
Min solamente escuchaba, Yael merecía desahogarse.
—Sé que todo esto ha sido difícil, pero ve por el lado bueno tu hijo se va a casar por amor, cómo lo hiciste tú.
Yael suaviza sus expresiones.
—¿Se va a casar?
—Si, ya la nena tiene 4 y el barón 2 años, así que ya lo creen necesario porque pertenecen a dos familia real y lo están cuestionando mucho, tanto los nobles de aquí cómo los de Berixo.
Yael suspira, tenía más de 5 años que no veía a su hijo, le dolía mucho mo verlo aunque siempre lo vigilaba de lejos.
—Sería bueno que dejara ese orgullo, y fueras a la boda de tu hijo.
Yael niega con la cabeza.
—No es orgullo es dolor, acudió a ti y no a mí que soy su padre.