Capítulo 2: Sensación

185 23 13
                                    

La sensación extraña en su pecho no acababa aunque tratará de ignorar el sentimiento que sentía envolverla. Kakyuu había dejado de sentir que pasarán cosas extrañas en la galaxia desde el día que volvió a Kinmoku al terminar la guerrera contra Galaxia, pero una vez más la sensación de peligro no desaparecía. Una semana paso desde que comenzó ese sentimiento asfixiante, sus protectoras notaron su cambio, el nerviosismo y como parecía que estar en medio de la meditación con el cristal el fuego era más importante que reunirse con su corte real. Al cumplirse la semana paso una estela dorada atravesando el cielo de Kinmoku, su energía tan familiar les hizo temer pero no fue hasta el instante que la reina y sus guerreras fueron a los prados en busca de respuestas que vieron con horror a Sailor Galaxia de rodillas con su propia espada atravesando su abdomen, aunque quisieron ayudarla fue imposible, su cuerpo se petrifico hasta romperse en mil pedazos. Una simple frase escapó de sus labios:

"Sailor Moon"

Sailor Star Fighter era quien más cerca estaba de Galaxia sintió pánico al oír ese nombre, pensó en la rubia que atrapó su corazón hace mucho tiempo, no recordaba que tuviese problemas, de ser así ella le diría y de eso ella estaba más que segura. Miro a su reina, Kakyuu empalideció al ver los restos de la guardiana, a parte de Sailor Moon y Caos nadie más había logrado derrotarla hasta ese día. Desde ese momento Kinmoku entró en alerta, nadie podía salir ni entrar al planeta de las flores. Fighter lucho por ir a la tierra pero fue sometida por su reina y encarcelada privándola de sus poderes, obligándola a ser Seiya Kou, aunque no era que le molestará serlo, amaba ser un chico pero en ese momento maldecía su debilidad.

 Serena estaba indefensa ante un enemigo que logró asesinar a Galaxia. Por su lado Kakyuu no abandonaba el salón de oración. Las cortinas cerradas no daban paso a luz natural, velas e inciensos rodeaban la habitación, el cristal de fuego reposaba en un pedestal de mármol, su suave brillo le ayudaba a concentrarse.

— Sé que no eres Caos, ¿Quién eres? — Las velas comenzaron apagarse una a una. Levantó la mirada observando las sombras materializarse ante sus ojos. — Imposible...

— No debiste indagar. — El piso se estremeció a sus pies. — Lo sientes, ¿Verdad? Te aconsejo callar.

—Ellos deben saberlo. — Busco huir, sin embargo su cuerpo se precipitó contra el suelo. — nece...sitan...

Su frase de vio cortada, su cuerpo acabó convirtiéndose en piedra, el cristal del fuego dejo de billar. La sombra comenzó a tomar forma mientras se acercaba al cristal, sus manos oscuras tomaron un color casi humano, sus uñas rojizas brillaron al tocar con suavidad la base de mármol. Miraba expectante al cristal del fuego, su sonrisa solo demostraba el placer que sentía al haber logrado su cometido, todo había salido mejor de lo que esperaba, conocía tan bien a la reina Kakyuu como para saber que estaría sola en el salón de oraciones, no se había equivocado, no por algo ambas eran la misma persona, un reflejo la una de la otra, aunque a estas alturas la que todos conocían como la benevolente reina Kakyuu no era más que roca hasta que ella o su amo lo decidiera. Miro la estatua desaparecer consumida por las sombras.

– Mi señor, Kinmoku me pertenece. – Miro hacia la nada, aunque solo fuera la oscuridad quien se hacía presente podía sentir la presencia de su amo. – Me encargare de impedir que las Sailor Star vayan con Serena Tsukino y sus amigas, sobretodo Seiya, no permitiremos que todo sucumba una vez más.

– Dejo todo en tus manos, nuestra ama estará encantada, tienes lo que deseas. – Kakyuu hizo una reverencia antes de girarse hacia la puerta, estas se abrieron lentamente revelando la figura de Sailor Star Healer, la peliplata mirada con curiosidad al interior del salón, había sentido la presencia oscura de alguien con su reina, sin embargo ya no estaba o quizás solo fue su imaginación debido a los nervios por todo lo que estaba pasando, Seiya estaba encarcelado sin poder usar sus poder, Maker investigaba la anomalía que se había dado mientras ella vigilaba de la reina y que se cumplieran cada una de sus órdenes.

El fin del legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora