Capítulo 23: Desesperación

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Un segundo...solo un segundo basto para que todo acabará de aquella forma, las risas de Setsuna, el jadeo de Neherenia y el ruido de un cuerpo caer contra el suelo de rodillas era el panorama que su mente repetía una y otra vez recordandole que no siempre ser pasiva con sus enemigos era una opción viable y para saberlo tuvo que llegar a un punto que parecía no tener retornó. Serena trataba por todos los medios de sostener a Seiya pero él la hizo a un lado a pesar del dolor que su cuerpo sentía, él sabía que moriría debido a la herida y por una vez no tenía miedo a morir ni mucho menos a la inexistencia, había sido feliz durante su vida y estaba seguro que su bombón triunfaría porque ella era la luz que iluminaba la oscuridad.

El sonido de un par de tacones sobre el piso llamaron la atención de Serena, quien al levantar la vista pudo ver como de un golpe con su báculo Setsuna dejaba inconsciente a Neherenia.

—¡Detente!—su grito lleno de ira y frustración detuvo a quien en un tiempo no tan lejano considero una persona excepcional. Sus manos temblaban, su cuerpo se estremecía como si en ese preciso instante hiciera mucho frío y quizás era de aquella forma pero no era por ello—. No te perdonaré todo lo que has hecho, ¡te juro que vas a pagar por todo!

—Oh, no pensé que serias capaz de hablarme así, ¿Acaso es odio lo que sientes?—Serena miró sus manos empuñadas dándose cuenta que por primera vez en su vida sentía aquel sentimiento tan fuerte hacia alguien, ¿Odio? Si, de aquella manera era la única forma que podía llamarlo o quizás desesperanza, estaba perdiendo la fé cada segundo que pasaba y sus pocas esperanzas se desvanecían lentamente.

Serena.

Serena tonta.

Cabeza de bombón.

Nunca te rindas Serena.

Eres la luz de la esperanza.

Princesa, confiamos en usted.

Cabeza de chorlito.

Levanto la cabeza al escuchar las voces de sus amigas, una vez más la chispa de esperanza brillo en sus ojos. Los cristales sailor de sus amigas resplandecían derrochando calidez, sus ojos se llenaron de lágrimas al recordarlas, aquel sentimiento cálido se instaló en su pecho alejando la oscuridad que amenazaba con dominarla. Setsuna borro su sonrisa al darse cuenta que las cosas comenzaban a cambiar nuevamente para ella.

—¡Rayo fulminante de Venus!—Serena se cubrió utilizando su báculo para formar un escudo de protección que no solo la cubriera a ella, tanto Neherenia como Seiya quedaron bajo su protección. Nuevamente sentía el poder de su nueva transformación recorrer cada fibra de su cuerpo.

Suspiro, por más débil que fuese el lazo que había llegado a sentir de sus amigas desde aquellas gemas aprovecharía aquella fuerza que le daban con su confianza, tenía pensando que esta fuese su última batalla como quizás en el pasado su madre la reina Serenity pensó al ver su reino siendo devastado por la oscuridad que el Negaverso y la reina Beryl  dejaron caer sobre su hogar.

—¡No podrás defenderte para siempre!—se concentró en protegerse y a sus compañeros mientras los fuertes ataques de Setsuna golpeaban la barrera provocando que vibrara ante los choques de poder constantes.

—No puedo perder...—cerró sus ojos recordando a sus amigas, las bromas de Rei, lo terca que era Amy respecto a sus estudios, a Lita soñando despierta con un nuevo amor, Mina deseando cumplir sus sueños como artista, Michiru y Haruka conviviendo juntos mientras Michiru tocaba para ella el violín y luego estaba Hotaru haciendo su mejor esfuerzo por ser buena estudiante, al final de todos ellos Darien, él quien deseaba ser un gran médico y marcar una diferencia haciendo su sueño realidad, entre sus amigas él había perdido no sólo su vida a manos de Setsuna, también el futuro que le daba uno de sus sueños; una familia, pero aquello de cumplirse estaría encadenado a la tristeza y ella lo que más quería era ver a las personas que amaba ser felices.

El fin del legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora