Capítulo 06: Heridas

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15 de agosto de 2021, Cannes, Francia

Skyler's POV

Me miré una vez más en el espejo y tuve que ponerme una playera holgada para cubrir las cicatrices que tenía en el cuerpo, la del brazo, la pierna, y unas pequeñas que tenía en el abdomen.

Salí de la habitación y caminé por el pasillo hasta donde estaba Lance, quien veía el mar desde la cubierta del yate, sus pies colgaban y había una cerveza a su lado.

—Lindo, ¿verdad? - me senté a su lado—.

—No más que tú - me miró con una sonrisa - ¿Porque te pusiste la playera?—.

—No me quiero quemar mucho con el sol - mentí al canadiense—.

—No te creo - se acomodó frente a mi y bajé la mirada - Dime la verdad—.

—Perdón - solté unas lágrimas—.

Me senté en sus piernas y acarició mi cabello, no me importaba que alguien más me viera llorar, solamente quería sacar el dolor que tenía guardado, que alguien más me escuchara, y me entendiera.

—No te disculpes - besó mi frente - Si te sientes mal, saca todo el dolor que tienes dentro—.

Tomé un poco de aire y levanté la mirada, él me veía con cierta ternura y calidez, mientras que yo simplemente estaba llorando.

—No me quiero quitar la playera para que nadie vea mis cicatrices - añadí a mi comentario anterior - Siento que me van a juzgar—.

—Oye - suspiró - Lo que la gente diga no debe de importarte, y esas cicatrices tienen una historia que sólo tu sabes—.

—Gracias, pero eso no quita que me sienta incómoda cuando la gente vea mis cicatrices - respondí—.

—El que diga algo lo va a lamentar - me abrazó más fuerte - No te fijes en eso—.

—¿Porqué eres así conmigo? Apenas me conoces—.

—Siento que te conozco desde hace mucho tiempo - sonrió el canadiense—.

—Desde que Dereck se fue, me encerré en mi mundo, y nunca quise saber del amor hasta ahora - le sonreí - Gracias por hacer que mis días no sean tan aburridos—.

—Enana - acaricio mi cabello - Prometo que no lo serán nunca más—.

Acerqué un poco más su frente hacia mi y le di un beso en los labios, cosa que obviamente lo tomó por sorpresa y que sin embargo, me siguió la corriente en esa pequeña travesura.

Pasaron unos segundos y lo aparté de mí; él tenía las mejillas un poco rojas y yo la respiración un poco agitada. Era mejor seguir así, pues estaba segura de que las cosas podrían seguir otro rumbo.

Me quité la camiseta y me tiré al agua, sintiendo un poco de frío en todo el cuerpo, pero que poco a poco fue disminuyendo, ya que el movimiento hacia que mis sentidos se alertaran y por lo tanto, tenía una temperatura más o menos normal.

—Ven... El agua está rica - le hablé al chico y este se empezó a reír—.

¡JERÓNIMO! - gritó desde la orilla—.

Me hundí un poco en el agua y solamente sentí como se movía, saqué la cabeza a la superficie, pero no lo vi, hasta que sentí sus manos en mi cintura.

—Boo - susurró en mi oído—.

Horas más tarde

—Bienvenidos a Cannes - nos recibió una rubia con una corona de flores en la cabeza - Aquí tienes y aquí tienes - me dio una corona de flores y a Lance un collar estilo hawaiano—.

—Gracias - le sonreí amable—.

Nos llevó hasta la mesa y nos acomodamos en los asientos para poder comer algo.

Un tipo llegó con nosotros y le dimos nuestras órdenes, algo ligero para Lance, pero algo un poco más rico para mi, ya que recién empiezo una dieta menos blanda.

—¿Cómo descubriste este lugar? - jugando con las flores de la mesa—.

—Un secreto - me guiñó el ojo—.

—Quien te lo haya dicho, creo que hizo bien - sonreí - Me gusta el estilo, además de que aquí todos son muy relajados—.

—Te dije que todo iba a estar bien, además no nos conocen y podemos estar como personas normales que sólo llegaron de vacaciones y quieren comer algo—.

—Tienes razón—.

(***)

—¿También te lastimaste tu patita? - le hice muecas al canino—.

En el camino de regreso al yate, Lance y yo nos habíamos encontrado con un perro, más o menos peludo y de color café, pero estaba quejándose de dolor en la banqueta, intentamos averiguar quién era su dueño, pero no tenía ni siquiera un collar.

—Mientras buscamos a tu dueño, vas a estar aquí - entró el pelinegro con una caja grande - Y te vamos a poner un nombre—.

—¿Cuál? - pregunté un poco curiosa—.

—Ares - me mostró el collar - Dijeron que sería algo bonito—.

—Así que eres el Dios de la guerra - me reí y lo acaricié - Buena elección—.

—¿Mitología griega? - asentí - Genial, ¿quién más falta? ¿Zeus, Poseidón?—.

—No te rías, pero uno de los socios de mi empresa se llama Apolo Lewis - solté una risa - Al principio me causó gracia, pero lo fui superando poco a poco—.

—Si te creo - añadió él - He escuchado nombres raros, pero es mejor que siga en silencio—.

Me levanté de la cama y acomodé la camita de Ares, le puse una venda en su patita y algo de comer, luego salí a mi habitación para poder cambiarme de ropa y poder dormir tranquilamente.

—Así que ahora tenemos un hijo - bromeó el canadiense—.

—Y peludo - me reí - Si no encontramos a tus dueños, creo que ya tendré a alguien en quien gastar mi dinero—.

—Bola de pelos - lo acaricio Lance - Saliste ganando Ares—.

Estaba por decir algo, pero el sonido de mi celular me interrumpió, era una llamada de Jason, así que salí a la cubierta del yate y contesté ahí, pues el único ruido era el de las olas del mar que chocaban con el yate.

—Hay noticias - escuché algo de emoción en él—.

—¿Cuáles son? - me senté en uno de los sofás—.

—Ya están listos los comerciales, sólo falta editarlos y los podremos difundir en los medios - sonreí—.

Seguimos hablando de las cosas de nuestras empresas y al final colgamos la llamada, regresé a la habitación y Lance estaba revisando su celular, así que me acosté aún lado de él y el canino se quedó dormido.

SUMMER | Lance Stroll ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora