De nuevo en la cámara de tortura, Fang estaba apoyándose contra la pared, respirando con mucha dificultad y casi parecía listo para tener un ataque de estrés en cualquier momento.
Sus ojos ahora de color morado oscuro habían empezado a parpadear, alternando muy rápido entre brillar y dejar de brillar mientras giras de sudor caían por la frente del albino.
-M-mierda... que es lo que me pasa...-murmuró Fang viendo como su vista se volvía borrosa-H-hace unos segundos estaba aquí tranquilamente... y de la nada apareció una sensación tan aterradora... m-me recuerda a la de Bell-Sensei... p-pero es mucho peor...-
La mirada de Fang se giró repentinamente hacia la puerta por la que anteriormente había aparecido Verion escuchando el sonido de unos tacones golpeando contra el suelo.
-Ara ara... parece que nuestro invitado se ha tomado más libertades de las que debería...~
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— Tú... tú eres... —murmuró el albino apenas pudiendo respirar correctamente, la enorme presencia que está mujer estaba emanando era demasiado incluso para alguien como él—
— Yo soy tu madre, Fang-kun...~ —murmuró la mujer con una expresión muy seria y un aire misterioso—
— ¿¡Q-que?! ¡P-p-pero eso...! —
— Solo bromeo, jeje~ —
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Vale, eso rompió totalmente la atmósfera, Fang incluso se sentía mucho menos... en peligro de muerte, ahora que la mujer delante suyo tenía esa sonrisa pícara en su rostro y estaba riéndose de él.
— ¿B-Bromeas...? —murmuró sin ser capaz de salir de su asombro, preguntándose si su vista le estaba engañando—
Está mujer no podría ser quien emitió una presencia que incluso le intimidó más que la de su propio maestro... ¿verdad?
— ¡Umu!~ —respondió alegremente y de forma infantil, mientras se acercaba al joven albino y le daba un pequeño abrazo— ¿Cómo voy a ser tu madre, mi bonito Shi-chan? No nos parecemos en nada tontito~ —
— ¿S-Shi-chan...? —murmuró demasiado confuso con la situación actual—
Decidió darse unos instantes de silencio interno para tratar de calmarse. A pesar de que estar en una cámara de tortura no establecía un ambiente ideal a la hora de relajarse mentalmente, el hecho de que esta extraña mujer había decidido respetar su silencio fue algo que ayudó.
