-¿Es aquí?-preguntó Fang con una mirada muerta y sin tener palabras que pudieran expresas sus pensamientos reales ante lo que estaba viendo-
El albino llevaba un smokin clásico principalmente negro y blanco y unos zapatos formales negros, nada demasiado impresionante pero se veía muy cambiado a su estilo despreocupado habitual, sobretodo con su pelo bien peinado por la misma Hécate.
-Si, muy propio de Ganesha-respondió Hécate con una sonrisa nerviosa, mientras se sujetaba del brazo de Fang para dar a entendederas públicamente que era su acompañante-Este es el salón de banquetes llamado "yo soy Ganesha"-
La peliplata llevaba un vestido largo que compartía paleta de colores con Fang, además de unos tacones blancos que elevaban un poco su altura sin llegar a la de su capitán de familia, la falda de su vestido tenía un diseño de rosas negras y blancas y daba un aire a vestido de la realeza.
-Un nombre muy... creativo...-murmuró Fang, decidiendo no expresar sus pensamientos reales sobre el diseño del edificio-
Porque de enterarse, seguramente Ganesha lo querría en la cárcel por el mayor perjurio divino cometido hacia un Dios en la historia desde el Gran Descenso.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-A pesar de lo imponente que es, no puedo evitar sentir pena por los hijos de esta familia-comentó el aventurero en un tono que perfectamente podría ser considerado burlesco-Personalmente no podría aguantar tener una estructura a si a mi nombre... estaría avergonzado-
La diosa de la Magia parpadeó confusa, ¿acaso estaba sufriendo una ilusión de algún tipo? Porque podía asegurar que su Fang, que tenía la misma expresión que una piedra, ahora estaba sonriendo.
Al parpadear, esa supuesta sonrisa había desaparecido, remplazada por ese siempre estoico semblante del único miembro de su familia. Tomándolo como una especie de alucinación, la diosa agito la cabeza levemente y dio un pequeño tirón al brazo del capitán de su familia.
Fang entendió el gesto y tras darle un asentimiento a su diosa, entraron al salón de banquetes.
Las miradas, tanto deseables como prescindibles, cayeron sobre ambos, quienes tuvieron reacciones claramente distintas.
Mientras Hécate se encogía levemente incómoda por las numerosas miradas de escrutinio por parte de dioses y aventureros, Fang mantuvo un semblante incluso más serio, tratando de hacerse más grande e intimidante ante estas personas.
A él no podía importarle menos, pero si su diosa estaba incómoda y él no hacía nada para al menos intentar mejorar la situación, ¿como podría siquiera pensar en llevar la familia hasta lo más alto?
Después de todo, la responsabilidad de un capitán es tanto su dios como para su familiar.
Desde el punto de vista de los dioses invitados, más o menos la mayoría conocían a la diosa que había entrado por la puerta. Hécate, una pobre que hasta hace poco no tenía ni un triste aventurero bajo su dominio. Incluso si eso había cambiado, no había forma de que esta diosa sin nada que ofrecer pudiera conseguir un aventurero fuerte así como así, ¿no?