03.

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Todo pasó demasiado rápido para Katsuki, cuando menos se lo esperó, ya estaba sentado en una banca al frente del salón, y miraba el ataúd con la foto encima del Omega de cabellos verdes.

Recuerda cuando fue tomada esa foto, Izuku allí tenía puesto un Yukata, fue una vez en un festival de fuegos artificiales. Mahoro ni siquiera daba señales de vida en el vientre del pecoso y él insistió en vestirse así para el festival.

Katsuki también lo hizo, se había colocado un Yukata para estar combinado con el nerd, y antes de salir le tomó una fotografía con la cámara que tenían para sacar fotos de las luces, fue un momento justo y preciso en el que Izuku volteó hacia el y sonrió. Un suave "clic" de la cámara sonó y la sonrisa más hermosa que vio ese día quedó inmortal en la imagen.

Ahora, Katsuki se pregunta si ese festival fue el último al que fueron juntos, no lo recuerda. No recuerda cuándo fue la última vez que salieron de esa forma, los dos solos en donde solo haya besos y roces de coqueteos. Quizás el momento de alejamiento fue cuando la empresa de Katsuki creció.

Sí, obtuvo más dinero, una casa más grande, mejor auto, ¿Pero que costó eso?
Más tiempo en el trabajo, miradas tristes y reproches del Omega porque se iba muy temprano de casa y llegaba muy tarde,  eso sólo produjo peleas y gritos por parte del rubio quien se encontraba muy estresado.

La verdad no sabía en qué estaba pensando en ese momento, pero quizás solo fue su orgullo el que actuó. Dejando de lado al Omega, quien solo se encargaba de la casa y de cuidar a su bebé, la pequeña Mahoro quién solo tenía un año de vida, e Izuku la cuidaba solo por completo. Siempre lo fue así, los descuidó demasiado.

Fue un error muy grande, pasar más tiempo metido en su trabajo y dejar a su familia como última opción. A pesar de todo, Izuku siempre lo esperaba con una sonrisa, no importaba si llegaba a la una de la mañana, ahí estaba él, mirándolo con una sonrisa cansada, calentando algo de cena y acostándose a su lado.

Aún cuando miraba el dolor pintado en su rostro cada vez que llegaba con un aroma desconocido sobre su piel y ropa. Izuku siempre trataba de hacer algo en los poco minutos que podían estar juntos, cuando era una fecha importante se lo recordaba y le preguntaba si ese día llegaría temprano.

"¡No sabes cuántas veces lo miré esperando hasta el cansancio por ti!"

Las palabras de Mahoro resonaron en su cabeza, clavándose como dagas al rojo vivo en su pecho. Ese día en el hospital ella estaba fuera de sí, gritando su nombre y maldiciendo a más no poder. Ella lo odiaba por completo, y ni siquiera su hijo más pequeño quería verlo. Recuerda que Katsuma fue concebido en un celo del omega, fue una noche en donde el pecoso se olvidó de usar supresores y cuando Katsuki llegó todo se dio por instinto.

Ahora también, aparte de esa noche, ¿Cuando fue la última vez que tomó a su esposo?, Besar hasta la última peca de su piel como solía hacerlo y verlo gemir mientras lloraba lágrimas de placer.
Katsuki no estaba seguro, pero de lo que sí estaba seguro era de que lo jodió bastante.

¿Cómo podía explicar que su Omega nunca le contó sobre su enfermedad? En realidad, que fuera peor que un hijo de puta con él tiene mucho sentido para que no se lo dijera. Pues nunca le tomó importancia a lo que Izuku le decía, lo único que le importaba era meterse entre las piernas de unas putas para aliviar su estrés y tomar.

Pero aparte de eso, ¿Que más tenía?, Solo placeres momentáneos, ¿Que le daba Izuku?, Cariño, seguridad y algo más cálido, amor. Él siempre estaba con sus brazos abiertos, esperando aunque fuera migajas de su amor y cariño.
Katsuki es un malnacido, un mentiroso, no cumplió con las palabras que dijo en el altar.

Rebobinar. (Katsudeku./Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora