04.

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Era un sueño, algo salido de su desesperación y anhelo, no era real, pero aún así, aunque fuera solo un espejismo.
Katsuki no lo quería desaprovechar, quería vivir esa ilusión, abrazarla.

-¿Kacchan, que tienes?, ¿Estás bien? -Katsuki miró como el pecoso apagaba la estufa para después acercarse a el, tenía puesto un pequeño delantal con un pequeño dibujo de conejo y zanahorias al frente.

Había sido un regalo que le había comprado después de que Izuku había aprendido a cocinar sin quemar nada. Lo recuerda bien. Katsuki caminó a paso lento hacia el pecoso, quien solo lo miraba confundido por su actuar, aún así no se apartó cuando el rubio estuvo a alcance para poder abrazarlo.

Es más, lo recibió gustosamente como siempre lo hacía, el rubio enterró su cabeza en el cuello del Omega olfateando desde la fuente su delicioso aroma. La calidez lo envolvía por completo, se sentía tan real, lo hacía sentir tan bien.

-Lo siento. Lo siento tanto... -Katsuki se encontró llorando en pocos segundos, mojando con sus lágrimas el hombro del pecoso.

-Oh Kacchan, ¿Que pasa?, Sea lo que sea no me molestaré, solo quiero saber. -Izuku pasó una de su mano por el cabello del rubio, sobando suavemente, y Katsuki solo se sentía como la peor mierda del mundo.

Ninguno dijo nada mientras que Katsuki solo lloraba e Izuku trataba de consolarlo, en algún momento se pasaron para un pequeño sofá, el pecoso cargaba al rubio como un bebé gigante, acaricnado su espalda y cabello, mientras que el otro solo estaba allí recostado y disfrutando de la calidez.

-No te merezco. -dijo el rubio con la voz más ronca de lo normal, quizás por llorar, apretó más al pecoso entre sus brazos-. No deberías de estar con alguien como yo, pero aún así, no quiero que te alejes de mi lado.

-Ay Kacchan, no te entiendo, actúas raro. ¿Fue algo que soñaste? -el pecoso preguntó con una ligera risa, para el era extraño que Katsuki tuviera de esa forma tan melancólica y cariñosa, pareciera que no lo hubiera visto por días.

-Si algo así, te perdí, todo fue por mi culpa. Dolió tanto. -murmuró el rubio descansado su cabeza sobre el hombro del menor, ¿Cuando fue la última vez que se sintió así de querido?

-Awww Kacchan, fue solo una pesadilla, ahora yo estoy aquí contigo, nada malo va a pasar ¿Sí? -el pecoso ronroneó tomando al rubio por su rostro para darle pequeños besitos repartidos por toda su cara.

-Deku, estoy hablando en serio. -Katsuki gruñó por lo bajo al saber que el pecoso se lo había tomado como algo tierno. ¡Era una cosa seria!

-No lo estoy tomando en broma, sabes que estoy contigo porque te amo Kacchan, y no importa lo que pase, siempre te voy amar. -ahí estaba el, el hijo de puta más grande el planeta, no merecedor de esa lealtad que le ofrecía con su alma, sin embargo, no podía evitar sentirse deleitado.

-Maldición, mira. -Katsuki se levantó del sofá parándose frente al pecoso, quien se iba a le también, pero fue detenido por el mayor, el rubio se arrodilló frente al Omega en un instante-. Te haré una promesa, si te llego hacer daño de alguna manera, no importa cual, yo mismo me mandaré a castrar, y también dejaré que me des una paliza.

-¡Kacchan!, Eso es exagerado. -exclamó el pecoso exaltado, sonrojado con vergüenza al ver como el alfa se postraba ante el como si fuera algún tipo de realeza, aunque no se podía mentir, le gustaba un poquito eso-. Oí Kacchan, se te hizo muy tarde para el trabajo, ¿No quiere hacer otra cosa hoy?

El aire del Omega cambió, su mirada oscurecida con un brillo de deseo, jugueteó con su camisa alzandola de una manera suave que Katsuki catalogó como sexy, y por una mierda que lo era. ¿Quien era el para negarse?

Rebobinar. (Katsudeku./Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora