El sonido del llanto lo despertó, sintió como el peso del lado de su cama se hizo más ligero cuando la persona que estaba allí se levantó. Se sentó estirando sus manos por encima de su cabeza y se bajó de la calidez de las sábanas para caminar hacia la habitación continúa a la suya.
Al llegar a la puerta lo encontró allí dentro, la cabellera verde más revuelta de lo usual, sus ojitos soñolientos y con ojeras. El pecoso arrullaba con suavidad a su cachorra de dos meses, Mahoro apenas dormía una noche completa y sin interrupciones una vez a la semana, la mayoría del tiempo se despertaba a media noche por su pañal mojado o hambre.
Era agotador ese trabajo de cuidar un bebé, mucho, más los primeros días en los que el pecoso no sabía cómo actuar correctamente, le daba miedo cometer errores con su pequeña, aunque sus instintos maternos siempre ayudaban bastante. Y tal parece que esa noche la pequeña se había despertado por causa de su pañal, el pecoso acababa de cambiarlo y le ofreció leche de su pecho, aunque Mahoro lo rechazó y solo se dedicó a chupar su pulgar mientras sus grandes ojos rojos miraban a los lados bien abiertos.
Sería otra noche en la que esa mocosa no se iría a dormir tan rápido, y eso sería más trabajo para el pecoso, quien se quedaba cuidando de ella las veinticuatro horas del día, ahora que Katsuki estaba más al pendiente de ese tipo de cosas supo, y sufrió internamente, que Izuku luchó bastante cuando le tocó cuidar de sus hijos prácticamente sin ayuda.
—Deku, déjame dormirla y ve tu a la habitación. —Katsuki habló mientras se acercaba al Omega y quitaba con cuidado de sus brazos a la cachorra aprovechando que estaba bostezando—. Ve a descansar.
El pecoso parpadeó tratando de quitarse un poco el sueño y miró el reloj en la pared, era la una de la mañana, después volvió su mirada al rubio.
—Pero Kacchan, mañana tienes que ir a trabajar y estarás muy ocupado. —el pecoso dijo preocupado, pero Katsuki solo negó suavemente agachando su cabeza un poco para dejar un beso en la frente del menor.
—Yo podré tomar una pequeña siesta en la oficina, dudo mucho que Mahoro te deje dormir algo mañana cuando estés sola con ella y estarás más cansado que yo, ve a dormir, no me hagas obligarte hacerlo. —Katsuko refunfuñó haciendo que el pecoso hiciera un puchero involuntario, estaba por negarse de nuevo pero el rubio fue más listo—. La cama debe de estar muy cálida y suave, es mejor que espera aquí en el frío a que éste pequeño renacuajo que se duerma.
Miró como Izuku se mordía el labio inferior tratando de tomar una desición, el Omega detalló los ojos grandes de su bebé que solo chupaba su dedo tranquilamente y después volvió hacia el rubio. Katsuki sonrió victorioso cuando el pecoso le dio un pequeño beso antes de volver a la habitación principal.
—Bien pequeña alfita, solo somos tu y yo. —el rubio habló en voz baja caminando hacia la silla mecedora que estaba al lado de la cuna para sentarse en ella y moverse suavemente—. ¿No tienes sueño?, Deberías de saber que los únicos animales que están despiertos a estas horas son los raros que invoncan demonios por cantar mal las canciones en inglés.
Katsuki miró a Mahoro, quien solo parpadeó sin sacar su pulgar de la boca, aún así se las arregló para sonreír de una manera que hizo al alfa interno de Katsuki derretirse. El rubio no sabía cuanto se había perdido de sus hijos cuando eran apenas unos mocosos, pero ahora quería saber y experimentar.
Le siguió hablando en voz baja de muchas cosas, bostezando de sueño muchas veces. Cuando miró el reloj supo que le tomó casi una hora y media dormir a esa pequeña fiera, Katsuki arropó con cuidado a Mahoro antes de salir de la habitación en completo silencio.
Al volver a la suya no pudo evitar sonreír, el pecoso dormía profundamente en la cama, al acercarse pudo notar como un poco de saliva se escapaba de su linda boquita. Lo limpió antes de acostarse a su lado y abrazarlo por la espalda, se quedó dormido en un instante por lo agotado que se sentía.
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Rebobinar. (Katsudeku./Omegaverse)
FanfictionEstaba jodido, estaba perdido, solo, y el Karma lo golpeó en donde más le dolía. "Es tu culpa" Lo sabía. "Te odio, tu hiciste que nos dejara" No esperaba menos, fue el quién le había hecho tanto daño. "Kacchan, ¿me amaras toda la vida verdad?" Le g...