08.

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—¡K-kacchan! —Izuku gimió fuertemente arqueando su espalda corriéndose sobre su abdomen y el del rubio, sintió como su interior era llenado nuevamente por más semilla caliente y pegajosa.

Quedó con su respiración agitada, su cuerpo temblando y su corazón latiendo mil veces por segundo, esa sensación eléctrica que le hacía jadear aún estaba vidente en su cuerpo, era lo que le hacía tener espasmos musculares todavía.

Al mirar hacia el frente, abajo específicamente, dio con el rubio, Katsuki estaba, bueno, él estaba medio muerto, su mirada estaba pegada en el techo, pareciera, sino es que estaba en otra dimensión. Al fijar su vista en su piel tersa y bronceada se encontró con chupetones y mordidas por todas partes, ni el, ni Katsuki se habían salvado de ello.

Pues el rubio tenía mordidas, chupones y rasguños en su espalda, e Izuku tenía mordidas y chupetones en cada parte de su cuerpo, incluso sus muslos estaban llenos, ni hablar de su pobre trasero.

—Ups, creo que me pasé un poquito, —el pecoso murmuró más para sí mismo que para alguien más, se bajó de la polla del rubio, que cayó flácida en un segundo, y se sentó al lado del alfa—. ¿Kacchan estás bien? ¿Kacchan?

Quizás lo había matado, pero lo había disfrutado, ¿No?

(...)

Katsuki hizo una mueca mientras dejaba salir el líquido amarillento en la taza del baño, cuando terminó se sacudió con cuidado la polla botando cada gota de orina y después la guardó en sus bóxers. Salió del baño para después tirarse boca arriba en la cama del hotel, suspiró profundamente, está agotado, sobre todo dolorido, muy agotado.

Una cabellera verde apareció en su campo de visión tímidamente, el pecoso estaba sonrojado, sus pecas eran más resaltantes con ese color rosa sobre sus mejillas, el sol y las vacaciones le habían caído bien, pues sus mejillas se miraban un poco bronceadas y rellenas.

—¿Te sigues sintiendo mal? —la voz suave y casi susurrante hizo a Katsuki parpadear un par de veces para mirarle fijamente.

—Deku. —habló el alfa con la voz ronca—. Me duele la polla hasta para orinar, ¿Tú qué crees?

El color rosado en el menor se extendió hasta sus orejas, un puchero fue más que evidente en sus labios de cereza y si Katsuki no estuviera medio muerto ya lo habría apresado para devorarlo hasta quedar sin aire.

—¡Pero ya me disculpé!, ¡Además dijiste que podías aguantar! No es del todo mi culpa.  —Izuku se cruzó de brazos siguiendo con su puchero, Katsuki quiso reír, pero el lugar de eso solo sonrió de manera ladina.

—Has abusado de mi polla desde el día después de la cena, cada día, y anoche dije que podía aguantar tres rondas, no siete. —el puchero del pecoso se fue y en lugar de eso se empezó a morder el labio inferior mientras se encogía más en su puesto tratando de hacerse pequeño—. Si sigues a ese ritmo Kacchan Jr sufrirá de disfunción antes de que yo tenga cuarenta.

—¡No! —Izuku chilló como si de veras estuviera aterrorizado por eso, entonces Katsuki se rió de verdad, pronto sintió como las manos del menor se enterraron entre su cabello, acariciando suavemente—. No me dejaré llevar más, lo prometo.

—Mentiroso, dijiste eso la última vez. —Katsuki contraatacó e Izuku cayó a su lado rendido.

¡Pero no fue su culpa!
Una vez que Izuku tenía a Kacchan Jr en su interior no podía no dejarse llevar, ¡Lo hacía sentir tan bien!, Eso lo volvía loco, y su promesa de iba a un cajón en el olvido de su mente. 

—Kacchan malo. —murmuró el pecoso en forma de reproche, Katsuki solo se volteó de medio lado para atraer al Omega contra su cuerpo.

—Tu eres quien me deja más seco que una pasa, guarda silencio. —el rubio enterró su cabeza en el cuello del pecoso, besó un suave beso en la orilla de su marca de enlace y sonrió débilmente.

Rebobinar. (Katsudeku./Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora