Capítulo IV D

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N.A.: Diane tiene 20 años. Antes de esto va el capítulo XXXIII que está en las madres de la mafia.

Modir nos hizo subir al auto de manera apresurada, la falta de explicaciones solo añadió confusión a todo lo que se avecinaba, era como la calma antes de la tormenta. Mamá no se había aparecido por casa durante varias noches ya y eso indicaba que algo ocurría. Y así, en un viaje silencioso, la noticia cortó el silencio como una cuchilla demasiado afilada:

— Vuestro abuelo falleció — fue todo lo que dijo, ninguno de nosotros fue capaz de preguntar algo, ni de abrir la boca siquiera, fue como lanzar una bomba, sin previo aviso de nada.

Me sentí desorientada, me hubiese gustado más haberlo sabido antes, como mínimo para mentalizarme, si me venía a decir que ahora mismo íbamos al funeral de nuestro abuelo, al menos me hubiese gustado saberlo antes, no sabía cómo reaccionar, nunca te preparan para estas cosas  ¿Tenía que decir algo? La verdad es que si tenía que decir algo entonces no sabía que decir y si no tenía que decir nada, entonces esperaba no decir ninguna estupidez.

Cuando llegamos a la casa de los abuelos modir se bajó del auto, era una señal para que nosotros también nos bajáramos del auto, pero no quería, sentía que si me quedaba en el auto la situación no iba a ser real, porque lo sentía irreal, mis hermanos se bajaron como si fuera lo más normal del mundo.

Yo me quedé sentada en el auto, no era capaz de abrir la puerta, no tenía la fuerza de voluntad para hacerlo, tenía un nudo en la garganta y ganas de llorar. Fue mamá la que me abrió la puerta del auto cuando notó que no iba a bajar de este, no había visto a mamá hace al menos una semana y ella no se molestó en saludar ni en decir nada, quizá fue el gesto, no lo sé, pero me vi obligada a bajarme del auto (válgame la redundancia), mamá me tomo del brazo una vez ya me había bajado y cerró la puerta con su mano libre.

Estaban velando al abuelo en la misma casa, la casa estaba llena de gente que no conocía y otros que conocía porque les había visto en la joyería con mamá. Mamá me tomó de la mano para entrar a la casa, más en un gesto como diciendo "estoy contigo" ¿Y si no quería entrar? Si no entraba me iba a arrepentir de por vida, era mi abuelo después de todo, pero no quería, entrar a la casa implicaba que todo se volviera más real y no quería que aquello fuera real.

Mamá me iba jalando del brazo levemente por el lugar aun sin decir nada, yo solo le seguía mirando a mi alrededor como quien desconoce el lugar en el que está. Mamá me llevo con la abuela y con modir, le dijo un par de cosas de Adelina y luego se fue a perder a alguna parte de la casa.

El poco rato que había visto a mamá pude notar por si cara que estaba cansada, las ojeras bajo sus ojos se marcaban de manera pronunciada y quizá de rostro se veía más delgada, más pálida, más demacrada.

Yo no quería estar en ese lugar, mamá no estaba ¿Por qué me tenía que quedar?

Ese día fue mucha gente el velorio, había gente que según ellos me conocían desde que era un bebé y yo, la verdad es que no recordaba ni por casualidad, había otras personas que se acercaban a hablar con la abuela o preguntarle a modir por mamá.

Yo me quedé con modir el resto del día, me sentía como una niña pequeña que no sabía dónde estaba, creo que ese día no comí ¿Bajo qué contexto iba a comer? Modir me dio una mirada en un momento mientras que ella me ponía la mano en el hombro, me dijo algo, quizá fue algo como que fuera a buscar a mamá o una pregunta relacionada con mis hermanos, pero yo tenía la cabeza lo suficientemente entorpecida como para poder entender lo que me estaba pidiendo.

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