Con 21 años aún estaba en la universidad y entre los medicamentos y cosas sentía que estaba cada vez más desconectada de las cosas que ocurrían a mi alrededor, fue un chico de lentes que se acercó a mí un día después de clases antes de poder tomar mis cosas para irme a casa, la verdad es que con todo lo que me estaba pasando no estaba muy interesada en hacer vida social, en momentos así lo único que quería era irme a mi casa, hacer mis cosas y dormir.
— Hey, hola, soy Fernando, estamos juntos en diseño estructural — el chico me extendió la mano.
— Diane — me presenté y le tomé la mano ya un poco fastidiada por tener que entablar una conversación con aquel chico, él sonrió sin decir mucho más y se acomodó los lentes de manera nerviosa.
— Sí, oye, te noté un poco complicada en clases ¿Necesitas ayuda? — Le tuve que haber dicho que no y todo se iba a terminar ahí, posiblemente no lo iba a volver a ver en mi vida, pero la muy idiota dijo que sí.
— Si, un poco, estoy un poco complicada con unas cosas y la verdad es que me cuesta concentrarme en clases — él asintió con la cabeza y sinceramente no entendía por qué le contaba esas cosas, si tampoco tenía la necesidad de excusarse frente a una persona que no conocía y que no sabía por todo lo que estaba pasando en este momento.
— Te puedo ayudar... solo si quieres claro — al parecer al chico le gustaba hacerse de rogar, pero en el momento, con todas las cosas y los medicamentos, mientras más ayuda tuviera iba a ser mejor.
— Sí, seguro, por favor jajaja — forcé una risa para agradar, lo último que quería era reírme y de todos modos tuve que hacer el esfuerzo de simpatizar.
Tal vez lo que le vi a Fernando era que había demostrado algún tipo de interés en un momento en el que realmente lo estaba pasando mal, sí, él se había tomado el tiempo de no solo ayudarme con las cosas de la universidad, sino que realmente sentía que él lo estaba interesado en todo lo que me pasaba y la verdad es que entre medicamentos y cosas no estaba en condiciones de poner en duda nada, por ese mismo motivo luego de unos dos meses hablando y haciendo cosas de la universidad juntos cuando él preguntó si quería ir a una cita con él no lo dude.
Yo estaba en esa etapa de mi vida en que lo único que quería era salir de casa un rato y si lo vemos desde ese punto entonces es una de las cosas que jugó a favor de Fernando, no sé en qué mundo parecía una buena idea que la primera cita fuera ir al cine, pero sí sé que sacó a relucir sus modales en las casi cuatro horas que duró la cita.
Fernando me pasó a buscar, él manejaba así que había que aprovechar aquello, yo en este momento no estaba manejando, es decir, lo había dejado de hacer en el momento en que habían empezado los problemas con los medicamentos, los medicamentos más fuertes me daban sueño, algunos otros como efectos secundarios me daban mareos o visión borrosa así que espero que entendáis por qué había dejado de manejar, desde ese momento por lo general dependía de mamá o de Eska para moverme si es que así era necesario, pero volviendo al tema, la película duró lo que fue una hora y media y luego de eso me invitó a comer.
La comida no fue lo más interesante del mundo, creo que en principio había sido mi culpa, pues me estaba costando prestar atención a las cosas que él decía y él parecía entender la situación o simplemente parecía no enterarse de que es lo que pasaban en el momento, pues en un momento lo quede mirando e instantáneamente dejo de hablar.
— Lo siento ¿Puedes repetir lo que dijiste? Es solo que... me está costando...
— Lo noté, estaba diciendo que para el trabajo de la universidad... — y me desconecté de la conversación, el tema de sobremesa que era la universidad no me gustaba mucho, sentía que estaba hablando con mis madres.
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Descendientes
Teen Fiction¿Os habéis preguntando que ocurrió con los hijos de Adelina Gregson y Lara Arias? Si os habéis preguntado aquello, quizá aquí estén algunas respuestas. Cuando no la vi entre la gente no debí haberme sentido mal, pero una parte de mi quería llorar, ¿...