Capítulo VI D

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— Diane cásate conmigo — Yo le quedé mirando esperando que fuera broma, apenas teníamos 24 años y nos conocíamos hace 3 años y él se quería casar.

— ¿Cómo? — pregunte frunciendo levemente el ceño, la pregunta iba más en el sentido de querer confirmar que había escuchado bien lo que me había propuesto.

— Cásate conmigo — volvió a decir.

Por favor, estamos en plena universidad, aún nos quedaba lo que era un par de meses para graduarnos, mis madres prácticamente me mantenían aún y él, bueno, vivía con sus padres, padres que no conocía como si fuera poco. Fernando algo sabía de mis madres, pero no las conocía físicamente, Adelina y Lara tampoco lo conocían ¿Y si no lo aceptaban?

— No lo sé Fernando – fue un susurro y Fernando me miró como si no entendiera qué es lo que le decía – Por favor, solo - Solté un suspiro intentando mantener la calma.

Creo que el peor lugar para pedirle matrimonio a alguien era en una universidad, nos quedamos de pie donde estábamos como si de pronto no tuviéramos que ir a clases, él estaba esperando claramente que le dijera que sí, yo estaba tratando de buscar una excusa para irme de ese lugar.

— No es que no quiera, es solo que es apresurado, aún no terminamos los estudios y... No conozco del todo a tu familia, ni tú a la mía – Me metí las manos a los bolsillos del pantalón y retrocedí un par de pasos, la verdad es que quería irme, me sentía incómoda y realmente había creído que si me llegaban a proponer matrimonio alguna vez, la propuesta sería más significativa.

Le había dicho a Fernando que me acompañara un momento porque tenía que esperar que llegara uno de mis hermanos, Jules me iba a acompañar a comprar unas cosas para la universidad (N.A: Hice cálculos y Jules aún no se va del país) y no quería quedarme sola, lo que ella se demoraba en llegar a donde estaba.

Pero en este momento no parecía mala idea quedarme sola, no sabía qué decirle a Fernando y por muy enamorada que estuviera de él, pues la verdad es que me parecía un poco precipitada la proposición que me estaba haciendo.

— Ya llegó Jules, te veo otro día Fernando — le quería decir que otro día lo íbamos a hablar, pero no estaba segura de querer hablar las cosas con Fernando, creo que de momento prefería centrarme en mis estudios

Él solo asintió y su expresión fue una mezcla de decepción con compresión, me dio la impresión de que en cualquier momento se echaría a llorar.

La verdad es que en lo que terminaba el año no sabía que la situación pudiese cambiar tanto, graduarme paso a ser el último de mis problemas, me habían ofrecido un trabajo bien remunerado en la ciudad y no dude en aceptarlo. Con 25 años ya estaba independizada, con un titulo universitario y con trabajo.

Era una oportunidad increíble y antes de darme cuenta ya tenía a mamá llorando en mi hombro diciéndome que no era necesario que me independizara. La verdad es que intente dejar todo en orden con Mamá y Adelina mientras les prometía que las iría a visitar como mínimo una vez a la semana.

Era un apartamento pequeño, tipo industrial, una cocina, una habitación y un baño, al parecer no necesitaba más que eso. Quizá en mi adolescencia había querido independizarme con ansias y no supuse lo que ello llevaría.

Con los meses Fernando se mudó a mi apartamento, había encontrado un trabajo temporal que no era lo que él esperaba, quizá se quejaba más de lo necesario de ello, pero al menos ayudaba con las cuentas.

Aprender a vivir por nuestra cuenta no fue la cosa más sencilla de lo que creímos, tuvimos que aprender a hacer muchas cosas, como a manejar un presupuesto, a pasar todo el día junto al otro, pagar cuentas y equilibrar nuestras vidas con nuestros trabajos, ya no estábamos en la universidad, sino que estábamos en la vida real.

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