Capítulo X D

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Este fin de semana le tocaba a Fernando pasar por los niños, después de todo le tocaba la semana con los niños.

Había dicho que iba a llegar temprano a por los niños, tipo 10 de la mañana había dicho, por eso mismo a ellos se levantaron temprano, les encantaba pasar la semana con Fernando pues era la única semana al mes que podían estar con ellos, eso y Fernando tenía tendencia a mal criarlos, así que era lógico que estarían felices de irse con su padre.

Pero Fernando no llego a las 10, ni a las 11, mucho menos a las 12. Mamá, Modir y Jules habían llegado al apartamento a almorzar y para cuando dieron las 16 horas (4 de la tarde) fue Jules la que se acerco a mi.

— ¿Te molesta si me llevo a los niños? — preguntó quizá con un poco de miedo, esa actitud un poco pasiva de Jules me recordaba mucho a cuando era más pequeña — Vamos a ir al Zoológico con Graham y quería saber si los podíamos llevar, los veo un poco desaminados hoy — a los niños no les haría mal distraerse un poco, pero si iba a ir con Graham entonces estaban tratando de generar una instancia para poder hablar entre ellos.

— No para nada, solo no vuelvan muy tarde — Comenté y Jules me quedó mirando.

— ¿No quieres ir? Mamá y Modir también van a ir — me resistí a la idea, pero no le iba a decir que no a salir con la familia.

— Vale os acompaño.

Mientras subíamos al coche de Jules, no podía dejar de pensar en Fernando. Me dolía ver a los niños desanimados, esperando por alguien que parecía tener la misma urgencia por verlos. Me preocupaba como eso podría afectarles a largo plazo ¿Se acostumbrarían a ser dejados de lado? ¿A esperar por alguien que nunca llega?.

Sabía que Fernando tenía cosas que atender, en cierto modo me enojaba que se comportara de esta manera pero también me entristecía por los niños. Al menos podía haber llamado.

Durante el camino al zoológico traté de distraerme para no pensar más en todo lo que estaba pasando, pero Jules me conocía bastante bien, con una simple mirada rápida, sentía que ella había sabido leerme entre líneas, sus ojos reflejaban una lastima que me irritaba.

Al llegar la zoológico los niños comenzaron a animarse. Pronto estaba corriendo de un lado a otro y creí por un momento que habían olvidado por completo su decepción.

Observe como Jules y Graham caminaban uno al lado del otro, hablaban en un tono de voz bajo mientras tonteaban entre ellos dándose leves empujones.

— ¿Estas bien? — preguntó Jules suavemente, apartándose un momento de Graham para caminar a mi lado. Me limité a asentir con la cabeza, aunque no eraba segura de si era cierto.

— Solo me preocupan los niños — respondí finalmente — Me enoja que Fernando siempre sea así, los niños no merecen pasar por esto — Vi la compasión en la mirada de Jules.

— Lo sé, es frustrante, pero se que tu eres una madre increíble. Ellos tienen suerte de tenerte y hoy, vamos a hacer que sea un día especial para ellos ¿Si?

Miré a los niños, estaban riendo mientras intentaban imitar un mono que los miraba desde su jaula. No pude evitar sonreír la verles. Jules tenía razón. Hoyo solo importaba hacerles felices. Mañana podría lidiar con Fernando.

Mientras caminábamos por el zoológico me encontré mirando más a los niños que a los animales. Sus risas era una manera que tenían de sanarme el corazón, pero no podía ignorar el hecho de que de vez en cuando los encontraba mirando sus relojes de pulsera (Cortesía de Eska) o me preguntaba si "Papá había mandado algún mensaje". Cada vez que lo hacían, una punzada de culpa atravesaba mi pecho.

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