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Decididos.


Dejo la carta justo en el centro de la cama, en la que había dormido y había sido amado por el que siempre será su primer amor y el amor de su vida, a paso lento salió de la habitación aun con las lágrimas mojando sus mejillas y la duda palpitando en su mente y corazón, ¿irse era lo mejor? No lo sabía pero se iría esperando que si lo sea, esperando que Jungkook tuviera una buena vida en su ausencia, esperando poder hacer que su hijo y el tuvieran  una buena vida sin la compañía de su amado Jungkook.

Tomo la maleta que lo esperaba a lado de la puerta de la habitación y bajo las escaleras sin mirar atrás, camino hasta la puerta de entrada y tomo la perilla con su mano libre, mordió su labio inferior con duda antes de abrir la puerta, pero aún así lo hizo, abrió la puerta y salió rápidamente dando un portazo y avanzo rápidamente por el camino de piedra que lo llevaría hasta el final del patio delantero y hasta la acera, al salir por completo de ahí dio vuelta y miro por última vez aquella que había sido su casa, su hogar y el de su novio.

Sonrió aun con las lágrimas en los ojos recordando cada hermoso momento que vivió en ese lugar, desde la mudanza hasta el día que se enteró de su pequeño bebé.

¿Qué iba a hacer ahora?, no podía ir a casa de sus padres por dos cosas, el no quería que Jungkook lo encontrará y quizás ese sería el primer lugar donde buscaría si es que lo hacía, y por otro lado, cuando se fue de esa casa se fue muerto para sus padres, ellos ya no tienen un hijo, no podía ir ahí nunca.

¿Pedirle ayuda a Namjoon Hyung?, esa tampoco era opción, el podría decirle a Jungkook donde estaba ¿qué iba a hacer? ¿Cómo iba a sobrevivir? Ya no podía dar clases de baile, estaba embarazado y eso podría ponerlo en riesgo a él y a su bebé ¿cómo pagaría las consultas médicas para su embarazo? ¿Cómo compraría comida? De repente irse le daba miedo, pensar en todo lo que le haría falta le asustaba, pero recordó a Jungkook desnudo, teniendo sexo con alguien que no era el, pensó en su dignidad y en las nulas ganas que tenía de mendigar cariño y dinero del pálido que le fue infiel, frunció el ceño, mordió su labio inferior y tomo con fuerza la agarradera de su maleta, camino con pasos firmes hasta la parada de autobús más cercana, estaba decidido, no iba a atarse a ese lugar, iba a demostrarle a Jungkook, a sus padres y a su bebé que el podía hacerlo solo, iba a dar todo de el para salir adelante por sí solo, era un adulto y no necesitaba a nadie más.

Había salido de la casa con poca ropa, no quería nada de Jungkook, solamente llevaba un poco de ropa, dos pares de zapatos y sus ahorros, esos que planeaba usar para hacerle una fiesta de cumpleaños a Jungkook, quizás no era mucho dinero pero si era suficiente para irse y sobrevivir hasta conseguir un trabajo.

Tomo un autobús que lo llevara hasta la central de tren y compro el primer boleto que lo sacara de Seúl, subió al tren, tomo su asiento y miro por la ventana con la mirada decidida, no dejaría que nadie lo pisoteara de nuevo.

Adiós Jungkook :彡 KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora