Capítulo 13: "Analizando la situación y enfrentando la realidad"

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CAPÍTULO 13:

"Analizando la situación y enfrentando la realidad"

Kurt, a pesar de estar cansado, no lograba conciliar el sueño, y sus pensamientos atacándolo con ferocidad no ayudaban. Mientras tanto, su esposo yacía en el otro extremo de la cama, dándole la espalda.

Tras mirar el reloj por enésima vez, cerró los ojos y se cubrió el rostro con el brazo teniendo la esperanza de despejar su mente, más los recuerdos de esa tarde no tuvieron reparo en volver a presentarse.

Se encontraba en el cuarto de estudio preparándose para la exposición de una de sus clases cuando varios golpes ligeros en la puerta lo hicieron voltear y ver a Blaine asomarse.

—Voy a ir a comprar el material que Steph necesita.

—Bien —regresó la mirada hacia su computadora—. ¿Algo más? —preguntó tras un silencio prolongado.

—Voy a llevar a Steph.

—No —dijo sin apartar la mirada de la pantalla—. Ella tiene tarea que hacer.

—Ya terminó. Lo único que le falta es estudiar una lección, pero cuando regresemos la ayudaré con eso.

—Prefiero que se quede.

—Si no te hubiera dicho, ni siquiera te habrías dado cuenta ya que estás aquí ocupado, pero te estoy avisando porque no quiero hacer otra cosa mal.

—Bueno —lo miró contrariado—, te dije que tiene que estudiar y...

—¿Por qué mejor no eres sincero y dices que no confías en mí?

—Estoy lista, papi Blaine —apareció la niña y entró con una pequeña sonrisa—. Ya regresamos, papito. Vamos a ir a comprar lo que necesito para mi proyecto.

Kurt paseó su mirada entre su hija y su esposo. Ella lucía emocionada, lo cual era bueno luego de lo sucedido durante el almuerzo, mientras que él parecía consternado.

—No tarden —se dirigió a la pequeña—, quiero que compartamos un rato antes de irme.

—Claro, papito. No son muchas cosas, así que regresaremos enseguida.

—Nada de golosinas en el camino —dijo con seriedad observando a su pareja, quien había dejado de hacer contacto visual.

—¿Podemos comprar un helado?

—¿Qué acabo de decir, Steph?

—El helado no es una golosina, es alegría para el alma.

—Es ale... Ay, amor —la miró con ternura—. Te vas a llenar y luego no vas a querer comer.

—No me voy a llenar. El helado es como agua, resbala no más.

—¿De dónde sacas esas cosas?

—El tío Artie dice.

—Artie... —negó con la cabeza y un suspiro— ¿Qué tal si mejor traen medio litro para que sea el postre?

—¡Sí! —dio un saltito emocionada— ¿Puede ser de chocolate?

—Claro, amor. El sabor que quieras está bien.

La niña sonrió y lo abrazó.

—Gracias, papito. Ya regresamos.

—Recuerda, no demoren.

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