🎃 - Capítulo O7

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Aún procesaba todo lo que había ocurrido en aquella "mañana" y es que no podía creer que estaba casado con Vegetta, Samuel De Luque, su crush de años y el chico el cual lo volvía loco

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Aún procesaba todo lo que había ocurrido en aquella "mañana" y es que no podía creer que estaba casado con Vegetta, Samuel De Luque, su crush de años y el chico el cual lo volvía loco. Joder, es que hasta amaba como sus apellidos combinaban.

Ahora miraba como es que aquel azabache hablaba con una pequeña niña castaña, de lindos y enormes ojos morados, sonrisa risueña y tan encantadora. Si, al parecer era su hija, la niña que tuvo con Samuel en un momento que no recordaba.

Todo estaba tan sorpresivo y confuso a la vez, es que al ver el anillo en su dedo anular y a la pequeña niña, como Samuel lo miraba con amor mientras le sonreía con mucho cariño. Tan real, realmente le parecía demasiado real.

— Cariño —se sobresaltó, mirando así al azabache que estaba enfrente suyo— ¿Estás bien? Te noto raro —dijo mientras le tocaba suavemente la mejilla.

Y joder, pero su tacto era demasiado cálido— S-Si, estoy bien, tranquilo —puso su mano sobre la de él, dándole una leve sonrisa— Estoy más que bien, amor.

Este le sonrió, así le dió un casto beso en los labios— Vale, entonces vamos con Ruth que ella quiso decorar los panqueques.

Asintió mientras entrelazaba sus dedos y caminaba con el azabache donde su hija. Se sentía demasiado feliz en esos momentos, no quería despertar si es que era un simple sueño.

 Se sentía demasiado feliz en esos momentos, no quería despertar si es que era un simple sueño

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— Mmh, Rub... la película —dijo evitando que salga un sonido de sus labios, uno al cual sabía que quería escuchar el contrario.

Y es que luego de haber buscado un pantalón para ponerse, bajó para ver al teñido con el desayuno hecho y sobre la mesilla de centro de la sala. Supo al instante que verían una película mientras desayunaban y seguramente acurrucados en el sofá.

No le molestaba, realmente le parecía romántico lo que hizo su... ¿novio?

Es que no estaba acostumbrado a pensar del chico como su pareja, si, le gustaba... Bueno, estaba enamorado, pero le apenaba aún el hecho de que sean una pareja, de que estén viviendo juntos y el hecho que ya conozcan todo su cuerpo como para que las caricias sean recurrentes.

Pero las caricias pasaron a besos, algo que no le molestó, le pareció gracioso por como empezaba a dar besos fugaces en sus mejillas, en su nariz, su frente y sus labios. Hasta que cayeron en su cuello, pero sentía lo húmedo de estos, causándole un pequeño estremecimiento.

No faltó mucho para que el de orbes esmeralda pasará su lengua y los besos bajarán a sus clavículas.

Y así se encontraba, aguantando soltar aquellos sonidos que decían lo satisfactorio y excitante que era la acción del contrario. Cómo se estremecía cuando mordía un poco de su piel. Es que ni sabía ya de qué era la película que pusieron en primer lugar para desayunar.

Pero el teñido lo quería desayunar a él.

— Rubén, basta —dijo empujándolo levemente, conectando sus miradas. Pudo haber soltado un gemido al ver el deseo en esas esmeraldas— Eres un... —pero un beso lo interrumpió, uno muy diferente a los picos que le había dado hace unos minutos.

Sus labios danzaban sincronizados, se dejaba llevar por el más alto, dejando que el beso se vuelva intenso. Solo pudo dar unos golpes en su pecho por aire, lo cual consiguió y miraba la sonrisa divertida de su pareja por su respiración pesada.

— Parecer un tomate —dijo mientras rozaba sus narices.

— Eres un tontito macho, es que de verdad —le dió un golpe en el hombro, haciéndolo reír.

— Hace tiempo que no te oía quejarte por lo que hize, prácticamente esto iba a la habitación —frunció el ceño— Pareces el Samuel de diecisiete años —abrió los ojos sorprendido— tan gruñón y adorable.

Y es que a pesar de todo lo que había pasado, amaba la sonrisa llena de cariño, la mirada de amor que le regalaba aquel chico siempre. Se sentía bien, debía admitirlo, estar entre sus brazos, besándose, dejándose llevar juntos.

Pero eso no era real.

— Lo soy.

— ¿Qué?

— Soy aquel Samuel de diecisiete años, el cual es gruñón y adorable para tí, el cual te ama y sabe que debes estar en las mismas. Confundido porque no son nuestras vidas —acarició sus mejillas— Lo lamento Rub, pero necesito volver con el chico al cual amo y es un tontito que seguramente no diferencia la realidad con el producto de su imaginación —le dió un casto beso— Fue lindo haber estado contigo, pero necesito hablar con Rubius.

Y fue en ese momento que oyó un chasquido, para al pestañear, encontrarse sentado en uno de los sofás del salón principal. Sonrió, extrañaría a ese Rubius coqueto y romántico.

Pero tenía que buscar al Rubius despistado y bromista en esos momentos, ellos debían de hablar de muchas cosas.

Miró el cuadro en la pared, fijándose en los ojos de la niña y notando algo. Solo fue al lugar donde, esperaba, estuviera su amigo para despertarlo.

 Solo fue al lugar donde, esperaba, estuviera su amigo para despertarlo

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831 palabras—

Se os quiere <3

Se os quiere <3

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—Natssu🌠

|•| A very kind ghost |•| RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora