🎃 - Capítulo O4

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Faltaba poco para que la campana sonará y así terminen las clases de aquel día

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Faltaba poco para que la campana sonará y así terminen las clases de aquel día. El castaño ya había ideado un plan para acercarse al azabache, el cual no podría fallar y no habría interrupciones entre ambos.

Le había pedido ayuda a cada uno de sus amigos después de todo y podía confiar en Alex, Luzu, Mangel y Kris.

Justo en esos momentos, la campana fue tocada y todos empezaron a alistar las cosas que tenían sobre sus pupitres, con la voz del profesor diciendo la tarea que revisaría en la siguiente clase.

Algunas chicas esperaban cerca a la salida y otros fuera, ya se empezaban a oír las voces de todo los adolescentes en los pasillos y sus pasos apresurados por salir de aquella institución. Pudo observar al de orbes azules, el cual le asintió con la cabeza y colgando su mochila en uno de sus hombros, fue rápidamente hacia un castaño que pensaba ir donde el de orbes amatista.

— Hola Fargan —saludó al ponerse al frente interrumpiendo su caminar, solo sonrió— Quería preguntarte algo... —lo vió de reojo, para así asentir.

Volteó nuevamente dónde el de mochila morada, este ya estaba saliendo del aula, así que rápidamente tomó su mochila y fue tras él.

Al salir, solo vió como un albino hablaba muy animadamente con una castaña de larga coleta. Está lo vió de reojo y solo empezó a caminar con aquel chico a dirección contraria.

Rápidamente corrió hacia la salida, encontrando a sus otro dos amigos distrayendo a sus parejas con charlas y no se dieran cuenta de nada. Al ya estar fuera, buscó con la mirada al azabache y lo encontró parado bajo uno de los árboles que estaban cruzando la escuela.

Fue donde él con una gran sonrisa, esperando a que se diera cuenta de su presencia y lo logró.

El de orbes amatista lo vió por unos segundos, en los cuales se fue acercando, para así desviarla nuevamente. Por ello, se posicionó a su lado guardando silencio, unos eternos segundos en los que el más bajo se estaba poniendo nervioso. ¿Qué le pasaba que no hablaba?

— ¿Podemos hablar? —decidió romper el silencio, viendo de reojo como el azabache se cruzaba de brazos.

— Pensé que todo estaba claro al hablar aquella vez —podía notar sus mejillas un tanto sonrosadas, es que hasta enojado le parecía adorable— Yo creo que no hay nada de qué hablar, Rubén.

— Oh vamos, sé que también has querido hablar conmigo desde lo ocurrido y por eso estoy aquí —lo volteó a mirar, amatistas y esmeraldas se conectaron nuevamente— ¿Crees que es fácil distraer a los demás? Joder, ni hablar de tu nuevo amiguito el francés —lo vió sonreír para que así empieze a caminar dándole la espalda, se sorprendió por eso pero empezó a seguirlo— Es de mala educación dejar a alguien hablando solo, De Luque.

|•| A very kind ghost |•| RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora