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Te puedes enfermar. - advertí una vez que el cenizo me cambiaba por casi cuarta vez el trapo mojado sobre mi frente.

No te voy a dejar así. - murmuró mientras volvía a arroparme. - Pareces lombriz, deja de quitarte la cobija.

Me da calor. - me queje.

Quédate así, haré un caldo, ahora vengo. - dijo para volver a la cocina.

Ya llevaba casi un día y mi temperatura había bajado, claro que fue gracias a Bakugo, estuvo viendo por mi y preguntando el cómo me encontraba.

¿Te moriste? - pregunto Hawks una vez tuve la fuerza para contestar la llamada.

Me enferme. - corregí para estornudar. - Ahora iré, aún tengo papeleo.

Pero nos vas a enfermar. - reclamo el mayor por último para que colgará la llamada y tratara de levantarme.

¿Dónde dejé el cubrebocas? - murmuré mientras revoloteaba mi cajón. - ¿Tengo que bañarme...? No quiero... Pero tengo que, odio levantarme de mi cama... ¿Para qué aceptaba trabajar? ¿Por qué?

Mientras seguía quejándome de todo lo que podía existir, escuchaba el cómo Katsuki revoloteaba las ollas, ¿Debería intervenir por el bien de nuestra cocina?

Pero, en fin, estaba mal si pensaba que podía ir al trabajo. Salí del baño y me cambié rápido para ir a la oficina, claro que fui detenida.

¿A dónde crees que vas? - pregunto el cenizo al ver cómo pasaba por la sala.

A trabajar. - murmuré colocándome el cubrebocas.

No. - regaño para tomar su celular. - Está por morirse, solo hoy, mañana irá, estará allá a las ocho.

¡Hey, me levanto a las seis! - regañe para ir tras el chico que aún seguía por teléfono. - ¡No hables por mi Bakugo Katsuki!

Si, mañana la llevaré, adiós. - tras esa última frase, me di por muerta. - Siéntate y espera el caldo, estás débil.

No necesitas esforzarte, estaré bien. - murmuré para que el tomara mi mano y el me sentará.

Estás enferma por mi culpa. - dijo mirándome a los ojos. - No me voy a perdonar ser un idiota contigo, te tengo afecto y no puedo permitir que nada te pase.

¿El que me tengas afecto significa que me quieres? - pregunté soltando una sonrisa para que el girará su rostro hacia otra parte de la habitación.

Tal vez. - dijo en susurro débil para que lo tomara de su cuello y lo abrazara. - ¡Hey, suéltame fea!

Me hace feliz escucharlo, Kats. - dije mientras seguía apretando al chico y moviendo lo de un lado a otro.

¡¿Cómo estás tan fuerte si estás enferma?! - pregunto para luego darse por vencido.

Tras algunos minutos tratando de zafarse de mi abrazo, se liberó. Por lo que Bakugo siguió cocinando mientras yo cuidaba a nuestra cría.
No me gusta enfermarme, pero si el estará para mi y cuidándome cuando lo necesite, no me sentiría tan mal.

Tiempo paso y al final el chico dejo cociendo el caldo para sentarse a mi lado. Veíamos una película mientras era acobijada nuevamente, pero aun así seguía temblando.

Ven. - llamo el chico extendiendo los brazos. - Te sentirás peor si estas así.

¿Seguro? - murmure a lo que el solo soltó un suspiro.

𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆 -𝑩𝒂𝒌𝒖𝒈𝒐 𝑲𝒂𝒕𝒔𝒖𝒌𝒊 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora