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Katsuki. – llame al cenizo mientras subía el cambio de ropa para la niña. – Sube a Nori, ¿Les dijiste que sería Kirishima el padrino?

No me dejaban ni ir al baño. – refunfuño el contrario. – Pero, ya vamos tarde a la iglesia.

Me gusta verte vestido así. – murmure para besarlo en la mejilla. – Nori se ve muy bonita, ¿crees que ahora veas a los candidatos para yerno?

No, no quiero. – contesto subiendo a la pequeña. – No tendrás novio.

Sueñas. – murmure para que el abriera la puerta y subiera.

Mientras Katsuki se debatía por bajar a la niña o no por ver como los hijos de nuestros amigos se acercaban a ella, pero son niños.

El bautizo se llevo acabo y Nori se veía feliz, aunque el padre la haya puesto de cabeza para mojar su frente. ¿Quiénes fueron los padrinos? Kirishima y Momo. De todos modos habría otra oportunidad.

No mames, el padre casi ahogaba a la niña. – reclamo Sero viendo la cabeza de la niña empapada.

Y luego me pateo en mis partes nobles. – susurro Kirishima.

Hoy no abra noche de muele carne – suspiro el bicolor dando una mirada triste hacia la anda.

Es una buena niña, una que tendrá lo que quiera. – murmuro Yaomomo al ver a la pequeña correr delante de ella.

Debí de cambiarle el lugar a la niña. – dijo esta vez Ochaco cargando a Yosu, el varón, mientras Midoriya cargaba a la pequeña Haru, sus dos preciados hijos.

¿Cambiaran a la niña en el salón? – pregunto Mitsuki a lo que asentí. – Ese vestido de color celeste le quedara divino.

La vieja bruja se aprovechó y vació la tarjeta de crédito de mi padre. – murmuro mi esposo para ir tras la pequeña. – Vas a rodar por la rampa como tu madre fue al teatro.

¡De eso no se habla tonto! – me queje para ir tras ambos.

No se comportan ni en la iglesia. – menciono Todoroki para efectivamente ver como la niña casi tropezaba. – Es igual que la madre.

Y que el padre. – siguió Kaminari al ver como la mas chica de estatura golpeaba la rampa.

Ahora sí. – Sero paro en seco frente a los presentes. – Vayan a comprar pisto, pero separados porque luego nos regresan.

¿Lo dices por que la vez pasada volvimos a agarrar las carruchas como carros chocones y casi nos sacaban? – pregunto Midoriya.

Se supone que ellas no tenían que saberlo. – se quejo ahora mi esposo dándole un sape al pelo verde.

O sea, ¿Qué sigues haciendo esas mamadas? – dije entre dientes para que el contrario solo lo negara. – Tu y yo vamos a hablar llegando a la casa.

Pobrecio, lo tiene todo dominado. – murmuro Kaminari para abrazar a su amada esposa y cargar a su cría, Hiro, un varón claramente igual a su padre que adoraba a la pequeña de los Bakugo.

Al llegar al salón Nori fue cambiada por un vestido celeste, un salón de fiestas al aire libre con pista de baile en medio. Mientras el padre bailaba con su criatura como tradicionalmente se hace, los presentes lloraban a ver tan conmovedora escena.

Mira, gánate a tu suegro y ya tienes todo asegurado. – dijo Kaminari hacia su hijo para que asintiera repetidamente.

Claro que al principio de la fiesta fue todo familiar, muy respetuoso todo incluso cuando el show del payaso empezó.

¡A ver a la madre de la cumpleañera! – grito el payaso para que tomara mi mano. – Ay, ¿su esposo no está viendo? Con todo respeto señor que bonita esta su mujer.

𝑨𝒈𝒓𝒊𝒅𝒖𝒍𝒄𝒆 -𝑩𝒂𝒌𝒖𝒈𝒐 𝑲𝒂𝒕𝒔𝒖𝒌𝒊 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora