Cuando desperté sentí mi cuerpo adormecido, fue peor cuando traté de moverlo, estaba sintiendo un dolor punzante como agujas en mi piel las cuales quemaban mis huesos.
Con la poca fuerza que tenía logré por lo menos levantarme en aquella dura superficie; al acoplar mi vista borrosa no pude ver nada ya que el lugar en el que me encontraba era totalmente oscuro.
- Ssshh Ya se despertó por Tu Culpa.
Me sobresalté al escuchar aquellas voces, y tratando de ponerme en posición de ataque solo logre que la parte derecha de mi cuerpo me doliese mas.
- Puedo ver que te es difícil adaptarte a las células de Hashirama.
Aquel hombre de tercera edad estaba frente mío mientras que atrás suyo el árbol con cuerpos envueltos yacía conectado a él.
Pregunté mirando a los lados, al ver a aquellas criaturas intente alejarme pero fue en vano ya que el dolor era demasiado.
- Tranquila pequeña, te encontré tirada en uno de los tuneles de mi guarida, al parecer una roca cayó encima de ti ocasionando que tu cuerpo y huesos se rompieran. Coloque células especiales para que recuperaras la movilidad.
Estaba incrédula, sabía que el ninjutsu médico curaba esto, pero no los órganos destrozados, por lo que el hecho de que restaurada todo esto me sorprendió al grado de con mi otro brazo tratar de quitarme las vendas.
- Si te las quitas la curación se detendrá y ya no tendrás movilidad.
- ¡No se acerque!. -Grité tratando de levantarme de la cama, solo logré sacarle una ligera risa.
Los seres extraños estaban moviéndose de lado a lado mirándome, pero cuando el anciano los miró se detuvieron en seco.
- Parece que comenzamos con el pie izquierdo. Soy Uchiha Madara, y te salvé de morir, pequeña.
Un tic en el ojo era signo de que no me gustaba para nada el sarcasmo en los demás, a veces si lo escuchaba decir de otras personas me hacía recordar a los estúpidos que se le acercaban y le hablaban con sarcasmo.
- Nohara Rin. Gracias, abuelo.
Volvió a su asiento cuando aparte la mirada, miré a los lados buscando una salida para después verlo nuevamente ya que de nuevo comenzó a hablar.
- No hay salida, en el derrumbe la mayor parte de la superficie colapsó y ahora esa roca impide el paso. Si gustas te puedes quedar hasta que te recuperes.
- ¡No me voy a quedar con un desconocido y menos en estas condiciones!.
Me tumbé de la cama para intentar levantarme, pero solo parecía un gusano retorciéndome en el piso.
- Bueno, entonces probablemente mueras buscando otra salida, Una tal ________ quizás este triste al saber eso.
Abrí mis ojos de golpe al escucharlo, lo miré macabramente viendo que este sostenía la pulsera roja que me había dado ella.
- Dámela o juro que te voy a. . .
Me retorcí por el dolor de mi cuerpo, ni siquiera me pude acercar más a él ya que todo dolía.
- Te lo dije, es mejor que te quedes. Guruguru te entrenará para que mejores.
Seguido de eso tiró la pulsera cerca mío; como pude la tome con los dientes acercándola a mi.
- ¿Quién?.
- ¡Hai sempai!.
El ser extraño me miraba, tenía espirales en su cuerpo y a la vez marcas en lo que parecía su cabeza, eran casi al igual que las mías.
No tuve otra opción más que aceptar, esperame __________, ya pronto volveré contigo, y juro que esta vez no te voy a apartar de mi lado.
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