Su rostro cautibava a la gente, su mirada era penetrante, su rostro era encantador, su voz era simplemente perfecta, su personalidad fría y misteriosa atraía a más gente, su cuerpo era exquisito.
su edad, su verdadero nombre, su vida por fuera de la...
Posiblemente pensar de esta manera sobre tu idolo era enfermo, pero para ella eso no era tan importante, era excitante masturbarse con las fotos sin camisa de él.
Todo en él era perfecto, ella no podía evitar sentirse extasiada del placer que sentía su cuerpo al sentir el consolador dentro de ella y pensar en él sin ninguna pisca de inocencia.
——Ah~ ugh...Jay~.—Gimiendo su sobrenombre se corrió, estaba enferma. Olía su mano libre con entusiasmo—.
Recordó como estuvo tan cerca de él en aeropuerto, el como logro tocarlo de una manera para nada buena, lo mejor es que él no se había dado cuenta de su mano en su entrepierna aunque fuera un simple roce, fue lo suficiente para que aquella chica mojara sus bragas.
—Mi Jay, es tan sexy. — Miro las centenares de fotos del latino pegadas en las paredes de su cuarto—.
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A él de tez un poco canela le dio un ligero escalofrío, que recorrió su espalda hasta su nuca.
—¿Sucede algo?. — pregunto su acompañante al joven—.
—No es nada, sentí algo raro, una sensación de peligro. Debe ser solo mi imaginación. — aquellas palabras preocuparon al hombre—.
— No, no es solo tu imaginación Adam cada vez que tienes sensaciones o presentimientos como esos, nada bueno ocurre después. ¿Se te olvida lo que ocurrió en 2018?.— Realmente estaba serio—.
—No.— contestó fríamente—. No es algo que vaya a poder olvidar fácilmente.
—A partir de ahora, tendrás cuidado, posiblemente haré que te cuiden 24/7 si es necesario.
El hombre dio leves palmadas en la espalda del joven. Un pequeño suspiro salió de los labios de el de ojos café.
—Entiendo.
—Vamos.— La sonrisa del hombre iluminó él ambiente—. Tenemos que comprar ropa tigre.
—JA! Si claro, que sea de Gucci o Prada, sino no quiero nada.
El mayor silvo con gracia.
—Claro, olvidaba lo exigente que eres pese a que a veces se te olvida la cantidad de plata que tienes cuando vas a comprar ropa en oferta en la tienda de la esquina. — Pego una carcajada al recordar como el chico había peleado por una oferta hace algunas semanas—.
—Callate, era buena oferta, no todos los días puedes ver 3x70, tres prendas por 70 mil pesos (18.56 dólares).
Por suerte ambos olvidaron el tema rápido, no era de su agrado recordar lo que había sucedido hace tiempo.
Fueron momentos muy duros para su vida personal y su carrera como profesional, aunque el accidente había causado estragos en su cuerpo, especialmente en su cabeza.
Con la ayuda de los demás, aquello ya era más parte del pasado, pero no se recordaba con gracia ni diversión, más bien con un sabor amargó en la boca.
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—Tendrás una sesión de modelaje mañana. — el hombre tenía varias bolsas en mano—.
—Um? De que marca?
—Luis Vuitton.— Contesto rápidamente—.
—Ah ok.
—Posiblemente esos muchachos que conociste ayer también asistan. — El mayor quería pasar su brazo sobre los hombros del joven, perdón por las bolsas que cargaba le era imposible—.
—Me alegro mucho, son chicos agradables.
—Ahora que me acuerdo, tenemos que ir a que te relajen esos hombros.
—Pense que se te habías olvidado. — Sonrió con sonsera—.
—Soy tu manager, debo tener buena memoria. ¿Iras donde esos chicos?
—Um? No, apenas los conozco, son agradables pero fue un poco incómodo al principio.
—Jaja.— El hombre río a carcajadas de imaginar al latino con cara de incomodidad totalmente presente en su rostro—.
Como cualquier persona, es difícil ocultar lo que sientes, muchos lo logran y otros no, Adam era de esos, pese a su personalidad un poco sería, no podía evitar mostrar sus emociones aunque él no se de cuenta.
En varias ocasiones a dejado en un situación demasiado incómoda a quienes intentan hablar o coquetear con él, no sólo por sus palabras directas sino por que era un libro abierto.
Adam quería seguir siendo feliz, sin incomodidades o problemas, pero lastimosamente siempre algo debe de romper la paz que hay.
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