❝Innocent❞ || 𝐍𝐚𝐧𝐚𝐦𝐢 𝐊𝐞𝐧𝐭𝐨

♡⃕ 06 ♡⃕

Al escuchar esa pregunta, no pude resistirme a voltear, y verlo.
Nuevamente una reacción extraña nacía de mi ser. Los bellos de mi piel se ponían de punta al escuchar la grave y rasposa voz del rubio mayor.

— Po-pondríamos quedarnos acá. — susurré.

— Bien. — se levantó de la cama y sacó una manta de un cajón.

— ¿Podría traer la otra? — cuestioné. Me había fijado que en el mismo cajón se encontraba otra manta, pero él no la sacó.

— Oh, esa está sucia. ¿Te incomoda si compartimos esta? Si es así, te la puedes quedar para ti solita. No hay problema. — emitió.

No me incomodaba en lo más mínimo. Así que negué riendo levemente.

— Para nada, la podemos compartir, señor Nanami.

Él asintió con su cabeza, y nuevamente se recostó. Tapándonos a ambos.

Era la primera vez que dormía con un hombre, me ponía emocionada, nerviosa, y tímida a la vez. Realmente pensaba que Nanami era el tipo de hombre que era demasiado bueno para ser real.

No hizo nada, no se sobrepasó, no me tocó, ni siquiera rozó su cuerpo con el mío, no sucedió nada de lo que mamá alguna vez me había advertido.

Me sentía culpable al yo ser la que quería que él hiciera esas acciones realidad.

No sabía cómo dar la iniciativa, me sentía estupida. Lo único que se me ocurrió, fue pegar mi cuerpo al de él. Rezaba porque Kento no se molestara. Moriría de vergüenza si eso llegaba a suceder.

"Eres una fácil" temía porque me dijera. Pero no fue así, pasó su brazo por alrededor de mi cuerpo, envolviéndolo por completo.

Sentí un alivio, en cambio, mi cuerpo necesitaba más, no me sentía satisfecha con un abrazo.

— ¿Te sientes bien? Tu respiración se escucha agitada. — murmuró.

Di un leve brinquito, mi delgado cuerpo comenzó a temblar.

— Oh, entiendo. — quitó si brazo de encima mío.

— No. — rápidamente dije, y volví a colocarlo donde estaba antes. — ¿Q-qué tan atractiva soy? — cuestioné.

— Eres muy linda. Estás en tu fase de juventud, no deberías preguntar eso, porque es obvio que lo eres. — respondió.

— Nunca he estado con un hombre.

— ¿Me estás diciendo que yo soy el primer hombre con el que compartes la cama? — una leve risa salió de su boca.

— S-sí, señor Nanami. — de manera discreta escondí mi cara debajo de la cobija.

— ¿Qué haces? — él la alzó. — No vayas a hacer algo indebido.