♡⃕ 07 ♡⃕

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Al día siguiente el rubio no se encontraba conmigo, la cama estaba vacía

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Al día siguiente el rubio no se encontraba conmigo, la cama estaba vacía. Me levanté de esta misma y traté de mirar por la pequeña ventana que tenía la casa de árbol. Nanami venía de entre los altos árboles del bosque.

Me quité del ventanal y volví a tomar asiento.

— Buen día. No pensé que te levantarías tan temprano. — dijo, abriendo la puerta y adentrándose.

— Ni yo, ¿está todo bien? — intenté sacar un poco de información del qué hacía tan temprano afuera. Aparte que hacía frío, eran las 7:23 de la mañana.

— Todo está perfecto. Ponte tus zapatos, no tardaremos en irnos.

Sin decir nada, hice caso.
Ambos salimos cuidadosamente y seguido de esto, cada quien tomó lugar en el automóvil de Kento.

— Pasaremos a comprar para el desayuno, y después regresemos a casa, ¿te parece? — habló, rompiendo el silencio.

— Sí, por mí está bien. — sonreí.

(...)

Al llegar a su casa, un hombre albino se encontraba tocando la puerta. Estando a unos metros de distancia, pude avisarle al mayor, ya que él no se había dado cuenta de su visita.

— ¿L-lo conoce?

— ¿Qué hace acá? — parecía que lo dijo para sí mismo. — Oh, es un compañero de trabajo. ¿Podrías esperar en el auto? Haré que se vaya.

— No es necesario, no me incomoda.

— Tal vez a mí sí, un poco. — tocó mi hombro, indicando que obedeciera. Nanami caminó hasta donde el otro hombre estaba, miré que le dijo unas cuentas palabras y fue suficiente para que el peliblanco se esfumara.

Hizo una señal con sus manos, salí del auto y fuí con él.

— Disculpa que te haya hecho esperar, si Gojo te veía, en el trabajo me estaría molestando sobre ti.

— ¿En serio? No se preocupe. — dejé la comida en la mesa.

— Bueno, podemos desayunar tranquilamente. — sonrió.

Durante el desayuno, nadie habló. Y en esos espacios silenciosos que teníamos, mi mente sólo trabajaba en recordar aquella pequeña plática sexual que habíamos tenido la noche anterior.

— ¿Estás bien? Te encuentras temblando. — comentó en tono de preocupación.

Mi mano que sostenía el cubierto para poder comer, efectivamente estaba temblando. La causa de este comportamiento, fue que noté que Nanami se había traído las esposas.

Las había dejado en lo más alto del mueble de platos y cubiertos.

— Me encuentro b-bien. — mi celular comenzó a sonar. Al mirar para todos lados, en busca de dónde estaba, el rubio habló;

❝Innocent❞ || 𝐍𝐚𝐧𝐚𝐦𝐢 𝐊𝐞𝐧𝐭𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora