♡⃕ 09 ♡⃕

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Tragué saliva fuerte, la manera en lo que lo había dicho sonó como una orden

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Tragué saliva fuerte, la manera en lo que lo había dicho sonó como una orden. Su voz salió grave y agitada, lo cual me excitaba aún más.

Recargé mi espalda en la pared y dejé mi cuerpo descender al piso con las pocas fuerzas que tenía.

— Agh, nada de esto pasó nunca. — el señor Nanami subió sus pantalones y salió de su habitación.

Mi cuerpo aún hervía por dentro. Me levanté y fui detrás de él.

— ¿Por qué ha sido tan amable conmigo sin pedir nada a cambio? Siento que le debo algo. — me tambaleé hacia él.

— No me debes nada, estate tranquila.

— Pero sí me desea, no puede negarlo.

— La amabilidad no se paga con nada, ni siquiera con tu cuerpo.

— Me quiero sentir deseada por alguien. — dejé caer mi peso en un sofá a su lado.

El señor Nanami acarició mi cabello, peinandolo con sus largos dedos. Pudiendo sentir sus yemas en mi cuero cabelludo.

Mi pequeña cintura cupo entre sus manos, y me cargó encima de su regazo. Sonreí.

— ¿Estás segura de que quieres hacer esto? — me miró fijo.

Asentí sin decir alguna palabra.

El rubio me tumbó al sofá, quedando él arriba de mí. Colocó cada una de mis piernas en cada uno de sus hombros e hizo a un lado mis bragas. 

No puso ni uno de sus dedos en mi zona, sólo se dedicó a observar.

La pena me carcomia, pero mi temperatura corporal tenía más control en mí.

— ¿Qué p-pasa? — cuestioné.

— Nada mal. — cerró mis piernas con fuerza y me cargó hasta, nuevamente, su habitación. — Dame esas manos.

Hice caso, él ató mis muñecas arriba de mi cabeza. Alzó mi blusa y prosiguió a olfatear mi cuerpo. Su respiración caliente chocaba con mi piel y eso era sublime.

De vez en cuando la punta de su nariz daba roces con mi piel, y cada que esto sucedía Nanami tocaba su entrepierna.

Pasaron unos cinco minutos. Él por fin se deshizo de mi ropa. Me trataba como un trofeo, cada parte de mi cuerpo la tocaba delicadamente como si fuese a romperme.

Con mi mirada le pedí permiso al señor Nanami para desabrochar su camisa, él en respuesta sonrió lujuriosamente.

Al tenerlo semidesnudo, no me limité a tocar cada parte de su escultural cuerpo. Una obra de arte en absoluto.

Su cuerpo tan musculoso, fuerte y suave ocasionaban un mar de sensaciones en mí.

— ¿Es tu primera vez? — habló cerca de mi oído mientras pasaba su mano por encima de mis pantis.

❝Innocent❞ || 𝐍𝐚𝐧𝐚𝐦𝐢 𝐊𝐞𝐧𝐭𝐨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora