Podría hacer que tus ojos brillen, lástimame y dime que soy tuya.
(Off to the races - Lana del rey)
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♡⃕ Nanami x OC.
♡⃕ Fanfic con historia AU.
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♡⃕ Capítulos cortos.
⚠︎ Mommy issues and daddy is...
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El mayor presionaba levemente mis labios vaginales con los dedos de su mano zurda, mientras que el medio de la derecha jugaba con mi entrada, y el pulgar hacía círculos en mi clitorís.
Daba un pasaje de delicados besos por mi cuello y clavículas.
Sentía palpitar mi zona, necesitaba que él fuera más rápido con sus movimientos.
Quitó sus manos de mí, y ambas fueron a la parte delantera de mi blusa, rompiéndola a la mitad y dejándome en sostén. Prosiguió a undir su rostro en medio de mis pechos, eché mi cabeza hacia atrás al sentir su respiración caliente.
Pasó su medio y su anular por al rededor de mis labios, inconscientemente abrí la boca y el mayor los metió, explorando toda mi zona bucal con aquello dedos.
Con su otra mano me cogió de mi mentón y dio unas suaves bofetadas. Después, volteo mi cuerpo con delicadeza, su corbata la amarró como un collar en mi cuello. Sus manos subieron mis caderas.
Pude sentir rosar su pene en mi trasero, mordí mi labio inferior, aunque él siguiera con ropa, podía transmitir lo ardiente que estaba.
— ¿Te gusta esta sensación? ¿ah? — cuestionó con su respiración pesada.
Asentí con mi cabeza.
— ¿Sí? Habla, niña. — lo pronunció en tono enojado.
— S-sí... — susurré. El señor Kento comenzaba a masturbarse dando leves empujones en medio de mis glúteos.
— Ah~ — gimió.
Ese sonido tan grave que salió de él fue como un pedazo de hermosa melodía.
Soltó su corbata de manera delicada, dejando caer mi cabeza en la mesa, para que pudiera bajarse sus pantalones junto sus boxers.
Podía verlo por el hueco que había entre mis piernas, su miembro grande y rosado golpeó mis glúteos.
El mayor se alejó y fue a un cajón de la misma cocina. Sacó un lubricante y un condón.
— Ven acá. — ordenó.
Volteé mi cuerpo. Ahora mi rostro quedaba mero enfrente de su pene.
Nanami recogió mi escandaloso cabello con su mano, y acercó mi rostro a su miembro. Sabía lo que tenía que hacer.
Lamí la punta, suave y rosada, mientras que con las yemas de mi mano derecha jugaban con lo demás.
— La punta de tu lengua, ocúpala para mi glande.
No dije nada e hice caso. El señor Kento, con su mano desocupada, daba apretones en mi trasero.
— No hay problema si hago esto ¿verdad? — azotó de manera brusca mi glúteo.
