Capítulo X: «¡Osorubeki sana! Aratana nazo»

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«¡La terrible verdad! Un nuevo misterio»

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La puerta no deja de sonar, incluso algunos vecinos se asoman estando a punto de reclamarle a aquella persona ruidosa que no les deja dormir, sin embargo al ver a esos dos imponentes hombres frente a una de tantas puertas solo atinan a meterse en sus hogares, ni siquiera piensan en llamar a la policía, la mirada del albino era por demás siniestra, ni se diga la pinta del otro, tan alto, grande y fornido... lo mejor era no tener problemas, sumado a que el dueño del hogar al que buscaban tampoco era un hombre de buen carácter, ya se arreglarían entre ellos.

- ¡Ya voy! Carajo – para las malas pulgas de Yagami esa forma de aporrear su entrada era la receta perfecta para el desastre, ¿quién carajos tenía tanta prisa de ser atendido? – ¡QUÉ DEMONIOS!... ¿USTEDES? – la puerta es azotada en el rostro de ambos sujetos, o eso pretendía el pelirrojo, pero la mano de Máxima detiene la puerta, no sin aplicar algo de fuerza pues la energía con que fue aventada no era para nada normal, los ojos de Kahlan se abren levemente ante el espectáculo frente a ellos, un pelirrojo semidesnudo, apenas con el pantalón de pijama, el cual a decir verdad se puso rápidamente pues estaba en pelotas, algunas marcas en su cuello, chupetones les dicen.

- ¿Quién es? – Kyo aparece detrás de su amante, pero al contrario de este, solo vestía la parte de arriba del pijama, esas piernas torneadas y sexys quedaban al descubierto, talla uno de sus ojitos de manera somnolienta y adorable al mismo tiempo, pero su rostro cambia al ver a ese par – ¿qué carajos quieren aquí? – como si protegiese a Iori se pone frente al ojiazul, más porque se dio cuenta de esa mirada rara del tal K' sobre el cuerpo de su amante

- ¿Tuvieron sexo frente a Kyori? – reclama el albino y entra como pedro por su casa, claro que es detenido por el cuello de la chamarra por su compañero, que lo jala hasta la entrada nuevamente

- ¿Eres idiota o qué? – replica Kusanagi – ¡obviamente no! "lo hicimos en el sofá" – piensa - ¿Pero a ti qué te importa?... – Las llamas escarlatas aparecen en las manos de ambos morenos

- ¡Kahlan! – una voz femenina tras el dúo ex-NESTS, al escucharla K' se calma, o al menos apaga sus flamas, se hace a un lado – Yagami-san... hola... - los ojos de la mujer se posan en el castaño – K-00... oh, disculpa – sonríe con algo de pena – Kyo-san... en verdad me es grato saber que está bien...

- Yo... te conozco – no era una pregunta, el chico de ojos avellana podía reconocer esa voz

- Darcy... no creí verte de nuevo... - la voz varonil del pelirrojo tiene un tono amable – ¿cómo está Lorcan? – el albino se sorprende de que ese hombre sepa sobre el hijo de Darcy, creyó que era el único al que ella le había dicho

- Excelente, y te extraña, todos en el pueblo lo hacen, eras famoso ahí... Yo tampoco pensé encontrarnos otra vez... ¿te sirvió la información que te di? – Kusanagi alza una ceja, y K' frunce levemente el ceño, esos dos parecían amigos de antaño

- Si no hubiese sido por eso seguro habría quedado sepultado bajo tanto es... - un jalón que le hace cortar la conversación

- Adelante pasen, vamos a cambiarnos, tomen asiento... - se escucha que farfulle el moreno dejando un tanto contrariado a su rival, cuando entran a la habitación no tardan en comenzar a discutir, era menester para Kyo saber quién era esa mujer y por qué le hablaba tan quitado de la pena

Mientras tanto en la sala tres siluetas quedan de pie, el sitio era un desastre, pero realmente solo el sofá más grande, se nota a leguas que se usó para otros fines más allá de sentarse y dormir, Kahlan se sienta a un lado de Darcy en el sofá mediano, Máxima en el individual, notal los interiores de Kyo tirados a un costado, la ropa de ambos aquí y allá. K' sentía un leve malestar en el estómago, no por asco sino por... ¿celos? No podía saberlo, claro que trata de disimularlo tanto como puede, esconderlo tras un ademán de desagrado. Cuando salen ya bien vestidos llevan a Tsuki en brazos, el pequeño al ver al albino sonríe de inmediato y le da los brazos, por poco se le escapa una sonrisa al chico de ojos grises, pero logra contenerse.

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