Oikawa Tooru

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Le conocí al ingresar en mi primer año de bachiller, con mis amigos habíamos optado por asistir al Aoba Johsai, una escuela privada y con cierto renombre en la prefectura de Miyagi. A nuestros padres les encanto la idea y a nosotros aun mas porque representaba un cambio de aire, de entorno, una especie de comienzo después de lo ocurrido. El mas emocionado de los tres era Kano, quien no veía la hora de poder anotarse en el club de vóley, incluso si solo fuera un mero ayudante que recibiera y recogiera las pelotas.

—La emoción de los hombres con el deporte nunca lo entenderé —mencione en su momento mientras iba concentrada leyendo una receta de algo que parecía una tarta de verdura en mi celular.

—Es la misma emoción que tu tienes cuando bailas o haces una pintura que te parece hermosa —me dijo Yuudai mientras comía un chocolate. —Así que no te hagas la desconocida —le regale una sonrisa de medio lado sin verlo realmente —.Yo intentare ingresar en el club de básquet, cualquier cosa que me impulse a moverme es bueno para mi, según la Tia Yoshida.

Ciertamente mi madre tenia razón, un deporte era lo que mas necesitaba Yuudai, algo activo que lo cansara y distrajera. En cuanto a mi, que también lo necesitaba, no era un deporte ni un club, mi distracción tenia nombre y apellido. Lo que me hace pensar, ¿cuanto tiempo paso entre que puse un pie en esa escuela y el conocerlo?

Para un desconocido le diría que una semana, que fue cuando hablamos, pero para ser sincera fue a los pocos minutos de llegar. Un grupo de chicas gritaron su nombre y se dio vuelta para saludarlas con una sonrisa discreta pero cálida a simple vista, coqueta si se quiere. En su momento pase de él y de toda la situación, pero lo observe durante un corto periodo de tiempo que me permitió conocer tres cosas que asocie a su persona, que era lindo, pero que desbordabas ego y falsedad. Hasta el día de hoy me sorprende que solo dos personas notáramos eso, su amigo de la infancia y yo.

Ahora, cuando cruce palabras con él el panorama cambio, me sentí hastiada de su luz, brillaba mucho, mas de lo que toleraba. Tuve que agregar a su persona la palabra brillante, pero en un mal sentido pues al principio no me gustaba, fue con el tiempo que acabo por gustarme esta cualidad. Todo persona necesita una fuente de luz.

—Mi nombre es Ishakawa Kano, un gusto conocerlos.

Eso fue lo que escuche cuando llegue a la cancha junto a Yuu (como solía decirle a Yuudai) para ver desde una parte lejana la practica del club de vóley. Habían hecho que los nuevos se presentaran para luego pasar a un breve calentamiento y proceder a una serie de pruebas para demostrar sus talentos.

—Desde aquí puedo palpar la emoción de Kano —rio Yuudai a mi lado —.Solo espero que no vuelva a concentrarse en su rodilla.

Yo simplemente suspire ante las palabras de mi amigo. Kano había tenido un pequeño percance con su rodilla hace un año, cosa que le impidió seguir jugando un tiempo en el equipo de nuestra antigua escuela y lo afecto. Pese a que su lesión mejoro el miedo a que pasara lo mismo persistía y acababa afectando su rendimiento, lo cual era su único defecto en esa area. Ciertamente mi amigo era un buen jugador, una verdadera ventaja para el equipo del que formara parte, alto, fuerte y con pasión por este deporte. Tampoco podría olvidarse el hecho de que, gracias a Hiro, su hermano, estaba al tanto de las reglas y tenia experiencia jugando. Los tres sabíamos mucho de este deporte gracias a él.

Aquel miedo e inseguridad le llevo tiempo superarlo.

—Y ahí esta su rodilla, maldita sea.

Vimos como la pierna izquierda de Kano cedía al peso de su cuerpo tras haber aterrizado de un salto, haciendo que impacta con fuerza contra el suelo de la cancha. Nosotros nos quedamos expectantes a ver su reacción y así saber como proceder. Si se levantaba estaba todo bien, pero si no lo hacia significaba que su animo también se había desplomado y por ende debíamos correr a ayudar. Por suerte ese día todo estaba bien, el se levanto al poco tiempo y el lo ayudo junto con Iwaizumi Hajime, su amigo.

Al finalizar la practica nos acercamos a Kano para saber como estaba y echarle la bronca por dudar de si mismo. El también se acerco, aparentemente interesado en nuestra conversación, y aprovecho para presentarse.

—Hola, mi nombre es Oikawa Tooru, un gusto —y ahí estaba de nuevo, esa sonrisa hueca y falsa que me hacia preguntarme que ocultaba con tanto esmero que necesitabas una mascara así.

Lo observe de cerca y efectivamente era lindo, ojos castaños y una piel que parecía de porcelana, su pelo castaño estaba ligeramente revuelto, seguramente debido al entrenamiento, pero aun así se veía genial. A decir verdad los siguientes días confirme que siempre estabas presentable ¿no tenia malos días? Era muy alto, en especial al lado de mi 1,65, y de contextura delgada. Estéticamente era hermoso, pero su actitud socarrona y burlista le quitaba atractivo, por lo menos a mi vista.

A quien engaño, eras hermoso.

No dije mucho en ese momento, solo me presente, "Yoshida Haruko, un gusto", y preste atención a la platica que el mantenía con mis amigos. En ese tiempo no era de hablar mucho, tratando de mantener un perfil bajo, aunque con el no funcionaba. Realmente desconozco que fue lo que le llamo la atención de mi, nunca lo supe.

Los días que le siguieron a ese primer encuentro me lo cruce mas de lo que esperaba y siempre insistía en sacarme platica, aunque no tuviera muchas ganas de hablar. Era bastante extraño tenerlo tan pegado a mi durante los recesos, pues primeramente era mi sempai (me llevaba dos años de diferencia), y por otro lado yo no era muy abierta con el. En ese momento lo tilde de pesado y lo fue, aunque con el tiempo esta idea cambio.

—Por que tan seria Haruko chan —dijo con ese tono alegre y juguetón, aunque seguía sonando hueco y falso junto con su sonrisa. Pese a eso me comenzó a agradar con el tiempo y el escucharlo llamarme por mi nombre sin ser muy cercanos dejos de molestarme, comenzó a agradarme.

You (Oikawa x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora