Firmamento

149 12 0
                                    

El tiempo avanzaba, lo meses pasaban y de un momento a otro recordé que este era el ultimo año de Tooru.

En los meses que pasamos juntos me había acostumbrado a su presencia a mi alrededor, se había vuelto alguien importante para mi, y en tan solo unos pocos meses mas ya no lo tendría a mi lado... por lo menos de manera física. Iba a extrañar sus monólogos y sus locuras. Lo iba a extrañar. Encima se sumaba el hecho de que las horas que pasábamos juntos se habían reducido drásticamente ya que él tenia que dedicarle mas tiempo a los estudios y realmente no quería interferir, aunque varias veces termine haciéndole compañía. Por otro lado yo también tenia lo mío, en ese momento estaba lidiando con los rumores que corrían sobre Yuu, Kano incluso había llegado a ser castigado varias veces por pelear con un grupo que había molestado a nuestro amigo.

Yo a mi manera me vengue de algunas personas, aunque no me descubrieron.

—Dime que no fuiste tu la que le puso pegamento en el pelo a esa chica —dijo Yuu un tanto preocupado.

—No fui yo, ¿quieres un poco de mi almuerzo?— se que no me creyó pero era mejor no darle detalles.

Pero nuestro mayor problema eran los profesores. Uno de los mas viejos había llegado a tratar muy mal a Yuudai, pero no pudimos hacer nada y los demás profesores prefirieron no interferir (una mierda). En cuanto a nuestros compañeros la cuestión estaba dividida, una parte solía burlarse, otra le importaba todo un pepino y la minoría de chismosos buscaban tener mas de la historia. Lo mas gracioso de este ultimo grupo era que nunca iban con Yuu a preguntar, si no a Kano y a mi, que por supuesto nunca decíamos nada.

Todo esto nos tenia estresados a los tres y yo tenia que sumarle la extraña actitud que tenia Oikawa. Durante un tiempo lo había sentido distante, pero lo atribuía al hecho de que era su ultimo año y que estaba lidiando a su manera con el tema, aunque aun así me preocupo un poco, pero no dije nada. En ese entonces aproveche esa situación para también distanciarme un poco. Me había vuelto un poco dependiente de él y una parte mía comenzaba a temer mi reacción a su partida. Tenia miedo e hice lo que creí mejor.

Su partida igualmente me dolió.

Hasta aquí las cosas marchaban con normalidad y, dentro de lo posible, bien... hasta ese fin de semana. Podía lidiar con la ausencia de un amigo, incluso con la idea de perderlo a un amigo (era consiente que la distancia no era la mejor alidada para ningún tipo de relación, sea amistosa o lo que sea), podía tolerarlo, pero solo eso, un amigo, no algo mas. Ese sábado habíamos quedado en reunirnos para interna ver una constelación, que se supone era visible durante esa época del año. Nos habíamos alejado mucho de la pequeña ciudad y así evitar la contaminación lumínica de la zona.

Debo decir que la caminada valió la pena. Incluso sin el telescopio, observar el firmamento sobre nuestras cabezas era hermoso, asombraba a cualquiera. Hubiera deseado poder sacar fotos pero ninguno de nuestros teléfonos era capas de capturar lo que nuestros ojos veían. Ese día la charla fluía mientras buscaba la bendita constelación con el telescopio que Oikawa había cargado desde mi casa. Toda esa actitud distante había desaparecido. El hablaba de múltiples temas y yo escuchaba atentamente, por ratos encontraba algo y se lo mostraba, aunque el insistía que era mejor verlo sin el telescopio.

De un momento a otro yo tome el mando en la charla y le conté de algunas leyendas que estaban asociadas a ciertas estrellas o constelaciones. Algunas eran tontas y otras tristes, pero eran entretenidas. Nos estábamos sentados muy cerca una del otro en el pasto, nuestros hombros se chocaban y en general todo movimiento implicaba un rose. No hacia frio, pero tampoco calor, debo decir que ese día el clima era agradable.

Por ratos sentía la mirada de Oikawa sobre mi, me ponía nerviosa y no sabia bien porque, era obvio que iba a mirarme porque estaba hablando, pero la intensidad era abrumante. Sin embargo nada se compara al momento donde sentí su mano en mi rostro, quede muda y congelada en el lugar, mi corazón iba a mil, mi estomago hormigueaba y mi cara ardía de una forma preocupante. Lentamente fue girando mi rostro y acercándose a mi, y antes de que pudiera reaccionar, me beso. Al principio no reaccione, mi mente estaba en cualquier parte menos ahí, hasta que en un momento mis neuronas hicieron sinapsis y le devolví el beso.

You (Oikawa x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora